Es un momento difícil, lleno de dudas. De consultas insólitas en Google, de entregarse al flechazo, de caprichos o desengaños, de consultar con amigos. Hay centenares de motivos por los cuales una persona o una familia, con o sin niños, decide sumar una mascota a su vida, pero el proceso previo muchas veces puede ser complejo y lleno de incertidumbre hasta dar con ese nuevo amor.

Viva consultó con especialistas, adoptantes y veterinarios para sumar consejos y evitar sobresaltos. Aquí, las preguntas ineludibles antes de encontrar al compañero peludo (o escamoso) que mejor se adapte al estilo de vida propio. Claves para evitar volver a casa y encontrar un sillón destruido o descubrir que el nuevo compañero no es feliz en el ambiente que tenemos.

Todos los expertos coinciden en señalar que un error común –que muchas veces es la norma– es elegir porque el adoptante se “enamoró” de determinada raza sin evaluar antes cuáles son los requisitos mínimos o el temperamento que puede desarrollar el animal.

Ejemplo: un caniche puede ser precioso, pero si nosotros ni nuestros vecinos estamos listos para escucharlos ladrar en exceso, es conveniente aceptar que no somos tal para cual.

Si bien el consejo es realizar una investigación exhaustiva y charlar con un profesional que pueda evaluar nuestro entorno para aconsejarnos el mejor compañero para nuestro estilo de vida, los especialistas confeccionaron una serie de preguntas y situaciones que funcionan como disparadores para empezar a delimitar la opción que mejor se adecue a nuestro perfil.

1. ¿Qué espacio tenés?
El primer punto fundamental a la hora de pensar en sumar un nuevo integrante es evaluar la cantidad de metros cuadrados de los que dispone el hogar, y cómo se repartirían con una mascota que tendrá sus propias demandas, más grandes o más chicas dependiendo de sus características, pero que hacen a su condición de vida, su salud y su felicidad.

El auge de las razas de perros toy, o la popularidad inoxidable de los gatos responden al crecimiento de la vida en las ciudades, y la forma en que cada vez más personas se adaptaron a vivir en pocos metros cuadrados.

Por eso es que se comenzaron a desarrollar mascotas que puedan adaptarse a vivir en ambientes más chicos. Tener un monoambiente ya no es limitante, aunque obligará a ser más cauto a la hora de elegir.

Un perro grande – de entre 25 a 50 kilogramos, como Border Collie, Boyero de Berna o Golden Retriever– necesita de espacio para caminar y salir a correr a diario para poder desarrollarse de manera plena. Algunas razas, como puede ser el Ovejero alemán, requieren salir a pasear hasta cuatro veces al día.

En líneas generales, las opciones para vivir dentro de un departamento son los perros menores a 15 kilos, los gatos o roedores como los hámsters, o incluso los populares hurones. Un clásico más conservador, pero que no pasa de moda, son los peces.

Otro punto a tener en cuenta es el tamaño que pueden llegar a alcanzar los animales durante su crecimiento. Si bien de cachorritos todos son pequeños y bonitos, hay razas que pueden alcanzar hasta 45 kilos en poco más de seis meses. Ni hablar de “gigantes” como el San Bernardo o el Gran Danés, que pueden llegar a pesar hasta 80 kg.

2. ¿Cuánto tiempo estás en tu casa?
Una de las funciones que tienen las mascotas en la vida del humano es la de convertirse en un fiel compañero, ese que brinda una amorosa y desinteresada compañía. Pero es importante evaluar, previamente, si ese vínculo a formar será correspondido o no.

Si será demasiado asimétrico, si las horas que demanda el trabajo o el estar fuera de casa permitirá o no dedicarle tiempo de calidad a ese nuevo integrante. Y si la conclusión es que no será posible darle la atención necesaria, lo mejor será inclinarse por una mascota que sea más independiente.

En ese sentido, la opción que siempre tiene todos los números son los gatos. Conocidos por su independencia, pueden pasar muchas horas sin la presencia de los humanos, o incluso cuando están allí pero no tienen tiempo para jugar.

Los gatos también son mucho más territoriales que los perros, usualmente más dependientes de sus dueños. Es por ese motivo que tiene mejor tolerancia a quedarse en los espacios sin ninguna compañía, mientras que el perro puede sufrir esa falta.

Pero dependerá de encontrar la raza correcta, que vaya con el tipo de agenda. También es importante el adiestramiento para lograr evitar que la partida del dueño se viva con ansiedad. Así lo explica el criador Eduardo Oddone, experto en perros y gatos.

“¿Qué diferencia hay entre la puerta del baño y la puerta de salida de casa? Para el animal, ninguna. Pero si le hacemos un ritual de despedida cada vez que atravesamos una de ellas, le generamos una ansiedad que se repetirá cada vez que nos vea irnos”, explica. Para evitar esa ansiedad se aconseja evitar el ímpetu excesivo a la hora de la salida y a la del regreso.

Algunas especies, como puede ser el Boxer, pueden volverse dañinas de cachorros si pasan mucho tiempo solos. Por eso es que también se suele recomendar adoptar dos mascotas al mismo tiempo, para que se hagan compañía.

En lugar de multiplicar el problema, tener dos perros juntos hace que jueguen entre ellos y bajen los niveles de energía o de destrucción que pueden tener para con los muebles.

Aunque la creencia popular dice que ‘llevarse como perro y gato’ es sinónimo de llevarse mal, en la práctica es una convivencia que se puede dar de manera natural, indica Eduardo.

“Es lo más lindo que existe verlos convivir y jugar entre ellos. El gato tiene sus tiempos, pero cuando se animó a acercarse, juegan juntos, duermen juntos, comparten, se roban comidas. Es divino ver como conviven, hay que sacar ese miedo de que tienen que vivir separado”, anima.

3. ¿Cómo está estructurada tu casa?
Sumar una mascota en la vida es incorporar un nuevo integrante a la familia, indistintamente de si esta tiene hijos o son solo dos. Por eso, primero es importante consultar con cada uno de los miembros si está dispuesto, si entiende los cuidados que hacen falta y el compromiso que significan las necesidades del animal. Luego, avanzar con una que mejor encaje con la composición familiar.

“Si te llevás un ovejero alemán teniendo chicos, te vas a estar llevando al ser más fiel para tus hijos que pueda encontrar en la vida”, aventura Gissel Barboza, dueña del criadero Von Lugris.

Además del Ovejero, señala a los Golden Retriever o al Gran Danés como perros aptos para una familia con chicos, aunque indica que lo más importante es la crianza que se le dé al animal.

“Cualquier perro puede ser para chicos, pero depende de cómo se críe. Se habla mucho de tal o cual raza, pero el problema viene de la crianza. Vos tenés que criarlo al revés que los hijos. Si vos al perro le decís que no, tiene que ser no. No le podés pedir disculpas, tiene que entender que vos sos el Alfa. Si se dio cuenta de que puede torcer tu voluntad, termina haciendo lo que quiere. Y es lindo de cachorro, pero después de grande pesa 50 kilos y es más difícil”, se ríe.

Si ya hay un niño chiquito en la casa, será clave entonces enseñarle primero al perro que sea cuidadoso con él, y luego al revés. En este caso, también es importante asesorarse respecto al temperamento de los animales.

Estas son una serie de tendencias conductuales que definirán la personalidad que tenga el ejemplar. En líneas generales, los temperamentos más estudiados son los de gatos y perros, que son las especies más domesticadas, donde se destacan tres rasgos distintivos: la temerosidad, la agresividad y la sociabilidad.

“El temperamento es lo que te permite sostener a la mascota a lo largo del tiempo. Es un trabajo de los criadores tener una conversación con la familia que busca una mascota, realizar una investigación para encontrar un animal de temperamento acorde con las capacidades de la familia. La gente no conoce la especie, nosotros sí. Hay que escuchar al otro, no se trata de dar cualquier consejo” explica Eduardo.

Dentro de esta serie de características, también es importante evaluar la intensidad del animal, y cómo se complementa con la de su nueva familia. Por ejemplo, hijos muy enérgicos pueden que no terminen de conectar con una mascota que sea más pasiva. O que se encariñen con una raza de intensidad media, que ayude a equilibrarlos. Este tipo de recomendaciones las puede hacer un criador.

Otro fenómeno que viene creciendo es el uso de ciertas razas de perros muy tranquilas como compañeros de niños y niñas dentro del espectro autista. En esos casos se suelen buscar ejemplares que no ladren mucho, se adapten a los tiempos del chico, o que no pierdan pelo.

“He recibido mensajes de madres llorando porque no pueden creer el vínculo que forman sus hijos con los perros. A veces son chicos que ni se dejan tocar por los padres, pero después duermen con la mascota”, cuenta Gissel.

4. ¿Qué presupuesto manejás?
Los costos de sumar una mascota a la familia pueden parecer un detalle menor, pero deben ser tenidos en cuenta. El día a día implica no solo su comida, sino también las vacunas, los accesorios o las visitas al veterinario que puedan surgir de improviso.

Tener una mascota en buenas condiciones puede ser caro. La mayoría de los criadores recomiendan alimentarlas con alimento premium, para darles una mejor salud y evitar más visitas al veterinario a lo largo de toda su vida. Incluso los alimentos para mascotas enfermas tienen un precio más elevado. Un kilo de alimento balanceado puede rondar entre los $250 y los $350, dependiendo para qué tipo de animal sea.

Un perro gigante, como un Gran Danés, puede comer entre 1 y 1,2 kg al día. Un perro de guardia, entre 300 y 600 gramos diarios y un toy hasta 150. En el caso de los gatos, un ejemplar hogareño puede consumir entre 35 y 100 gramos al día, dependiendo del peso.

Luego se suma el costo de las visitas al veterinario, donde cada consulta puede rondar entre $850 y $1000. En el primer año de vida de la mascota, dependiendo el tipo de animal se sumarán las distintas vacunas que se deban aplicar para fortalecer el sistema inmunológico, y los refuerzos de cada año, como la antirrábica en perros y gatos. También se suman los antiparasitarios.

5. ¿Dispuesto a ayudar a tu mascota a ejercitarse.
El ejercicio es necesario para que las personas formen vínculos con su mascota, ayuda a que mantenga un peso ideal y frene comportamientos problemáticos, como rascar muebles o hurgar la basura. Aunque todas las mascotas necesitan ejercicio diario, los profesionales concuerdan en que la cantidad varía con la edad, la raza y el historial médico del animal.

Los cachorros que tienen arranques breves de energía a lo largo del día, necesitan varias sesiones de juego diario o paseos breves para controlarlos, lo cual es más seguro que una sesión larga que afecte sus cuerpos en crecimiento.

Samantha Aline Pierre, técnica veterinaria que trabaja en Blue Pearl Veterinary Partners, le dijo a The New York Times que “los perros de raza grande que viven en la ciudad deben caminar dos o tres veces al día”, además de jugar constantemente.

Sin embargo, los perros sedentarios adultos como los Chihuahuas y los Gran danés quizá necesiten menos estimulación mental y física. Además, los perros de nariz corta, como los bulldogs, tienen problemas respiratorios que dificultan el ejercicio.

¿Qué pasa con los gatos? La mayoría de los que viven en la ciudad necesitan alrededor de treinta minutos de juego al día, dividido en dos sesiones. Pierre recomienda las ruedas para hámster de tamaño para gato, aunque cualquier herramienta de ejercicio es buena. Los juguetes de pesca con plumas, las pelotas arrugadas y los alimentadores con truco pueden ayudar si el gato no está entrenado para caminar con correa.

Un veterinario es el indicado para elaborar un régimen de ejercicio para cada mascota, así como detectar señales de alerta de esfuerzo excesivo, para saber cuándo es hora de que se relajen.

Otro gran aliado es un experto acreditado en comportamiento animal o entrenador para que saber más sobre el nivel ideal de actividad del animal y sobre cómo manejar los problemas de comportamiento.

6. ¿Aceptarías mascotas menos convencionales?
Otra moda que viene creciendo en los últimos tiempos son los fuera de catálogo, como hurones o cerditos minipig, especialmente desde que la cantante Miley Cyrus apareció con uno en brazos.

“La mayoría los compra pensando que lo pueden alzar a upa toda la vida, pero en pocos meses puede pesar entre 35 y 60 kilos y hasta 80 kg”, ejemplifica el veterinario Javier Settembrini, especializado en mascotas exóticas. Si bien cuenta que es un animal sumamente cariñoso, demanda mucho alimento, tiene una fuerza considerable y tiene algunos gastos extra, como el corte de colmillos.

“Los hurones son silenciosos, ideales para departamentos donde no puede haber perros o gatos, pero tenemos que tener en cuenta que es una especie muy ‘escapista’, aprende enseguida a abrir puertas, curiosea, indaga y agarra cualquier chance para escaparse”, comenta Settembrini.

Esta es una especie que desgasta mucha energía y requiere ambientar el hogar a prueba de escapes. Otro punto a tener en cuenta es que come un alimento balanceado importado, cuyo costo ronda los $1000 el kilo.

Catalina, de 8 años, quería uno de estos para sumar a su casa, y aunque no logró convencer a la familia, sí terminó negociando un conejo, una opción más clásica entre las ‘no tradicionales’.

“Aprendo todos los días como vive la coneja, nunca había tenido una. Ahora que es más grande se asemeja mucho a las actitudes que tienen los gatos. No considero que sea un animal que tenga muchos cuidados, sí que necesita una buena alimentación a base de heno”, comenta Aldana Rodríguez, mamá de Cata y rescatista de animales. El costo mensual no supera los $1500.

Para ellos, el desafío no fue solo adaptarse a la convivencia entre los tres chicos y la coneja, sino también aprender sobre crianza de una mascota menos convencional. “Me sumé a grupos de conejos en redes sociales para aprender cosas nuevas. Por ejemplo, ahora lo bañamos con algodón, vamos probando las verduras que puede comer y ya le enseñamos dónde hacer caca, porque al principio hacía por todos lados”, agrega.

Lola, así se llama la coneja, ahora convive con dos adultos, tres chicos de entre 1 y 8 años, y con un perrito callejero que de a poco aprende que esa bolita blanca de pelo no es un canapé, sino un nuevo integrante de la casa. Con trabajo, con tiempo y con amor están ensamblándose como familia. Una llena de pelos y patas, pero familia al fin.

Fuente: Clarín