Si bien el principal mercado para el semen obtenido de grandes reproductores bovinos es el interno, las exportaciones de este producto marcaron un récord el año pasado, lo que constituye un síntoma más del repunte que vivió la ganadería a partir de 2016.
Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), en 2017 la Argentina exportó dosis de semen bovino por 2,58 millones de dólares, lo que significa un crecimiento de 41 por ciento en comparación con los 1,83 millones del ejercicio anterior.
El valor actual es el más alto de la historia: el pico anterior correspondía a 2012, con 2,12 millones de dólares, siempre según la información oficial.
Los principales mercados compradores de material genético argentino son Paraguay y Brasil, que concentraron el 87 por ciento de la demanda el año pasado. Completa el podio Uruguay, con el ocho por ciento.
El cinco por ciento restante corresponde a otros puntos de Latinoamérica: Bolivia, Colombia, Costa Rica y Ecuador. Sólo China aparece entre los compradores que no son americanos.
El problema, en este sentido, son los protocolos sanitarios: cada país tiene sus propias restricciones para permitir el ingreso de animales, semen o embriones, y en muchos casos, levantar esas barreras lleva años de trabajo para concertar acuerdos.
Un ejemplo estuvo precisamente en la cabaña Corral de Guardia, en las últimas semanas: tras obtener el Gran Campeón mundial, recibió la visita de una delegación de productores Brangus de Sudáfrica, ávida por conocer la genética argentina.
Resultaron tan interesados que incluso hicieron un pedido de cotización del semen, pero la operación, por ahora, resulta imposible por las barreras sanitarias que impone ese país.
27/04/2018
Fuente: LaVoz