El INTA y la Sociedad de Conservación de Vida Silvestre impulsan la utilización de los perros protectores con el objetivo de evitar que los animales silvestres se acerquen al ganado y que los productores los maten.
Existe una problemática que preocupa tanto al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) como a la Sociedad de Conservación de Vida Silvestre (WCS, por sus siglas en inglés), que se trata de que muchos productores matan o envenenan a especies nativas como gato andino, pumas, zorros y cóndor andino porque consideran que son una amenaza para sus ovejas, cabras y otros animales.
Pensando en una solución que por un lado permita cuidar al ganado, pero también a los animales silvestres, el INTA y la WCS por separados impulsan la utilización de los perros protectores de ganado.
El INTA tuvo una primera experiencia en 2013, cuando el Campo Experimental de Pilcaniyeu incorporó perros protectores como parte del manejo ganadero aplicado en el establecimiento. Pero el gran salto fue a partir de 2014, cuando gracias al financiamiento de la Ley Ovina-Río Negro, se constituyó un criadero para insertar esa práctica en el ámbito de la Patagonia.
El INTA ha elaborado un protocolo acerca de la cría y recomendaciones para la implementación de los perros protectores en sistemas ganaderos.
Por su parte, la organización WCS tiene en Argentina un criadero de perros protectores de ganado, donde utilizan razas puras para garantizar la parte genética y donde les brindan el entrenamiento necesario, antes de ser entregados a los productores, lo cual sucede entre los 4 y 5 meses de vida del animal. Posteriormente hacen su seguimiento.
Los perros entrenados viven permanentemente con el ganado. Los cuidan de cualquier cosa que vean como una amenaza, ya sea durante el pastoreo o en el corral de encierre nocturno. Estos perros no deben ser confundidos con los perros pastores de arreo, cuyo objetivo principal es agrupar y mover al ganado de un lugar a otro.
Cómo trabajan los perros
Los perros protectores conviven con el ganado en forma permanente. Los reconocen como su familia y se comportan como un miembro más.
Trabajan de tres maneras:
- Por disrupción: cuando los perros detectan la presencia de un animal o persona extraña adoptan una actitud de defensa, que incluye movimientos y ladridos amenazantes dirigidos al “intruso”. Esto generalmente interrumpe el comportamiento de caza de los predadores y evita el acercamiento al ganado.
- Por exclusión territorial: el perro marca su territorio en el campo, y los carnívoros de la zona, al reconocer esas marcas (principalmente orina y materia fecal), prefieren evitar el lugar.
- Por confrontación: si bien es muy infrecuente, puede darse el caso de que un perro se vea obligado a pelear en forma activa contra un predador. Generalmente los carnívoros silvestres evitan este tipo de confrontación, y la actitud del perro protector suele ser suficiente para desalentar los intentos de caza de los depredadores silvestres.
28/02/2021
Fuente: VetMarket