El especialista en ganadería advierte que la sequía pone las condiciones, pero lo que hoy excede y bate récords hacia fines de año viraría hacia un potencial ciclo de escasez, con mejoras en los precios.

 

Por Silvio Baiocco

Aún en estado de sopor, en medio de un pasaje espinoso entre el último invierno pasado por agua y este verano sediento, el criador promedio sufre de incontinencia.

Para muchos, a esta altura, resulta una pesadilla tener que haber adelantado hasta un 35% más del ternero que habitualmente descarga en el nacimiento de la zafra. Esto le dolerá a la primavera, con una certeza de menor oferta y la promesa de mejores precios.

Mientras tanto, la actualidad precipita récords en los corrales de engorde profesionales, con encierres que en marzo pasado superaron un 17,5 % la comparación interanual. Según datos oficiales de la Cámara Argentina de Feedlot (CAF) la ocupación para el tercer mes del año fue del 73 por ciento.

El valor del ternero flaco, materia prima para los encierres, tuvo una evolución en precio durante los últimos doce meses del 8,5%. Es magro, pero más aún insatisfactorio es lo que revela el valor promedio de los novillos rematados en el Mercado de Liniers en el mismo lapso: 4,5% de evolución.

Está claro que la inflación y la suba de costos nunca pudieron ser empardadas por las variables productivas. El productor, en ambas puntas, resignó capacidad de compra.

En ese contexto, la mayoría de los feedloteros tuvieron una mirada optimista respecto del futuro y sobre estimaron las expectativas. Este error de cálculo determinó que debieran asumir pérdidas que rozaron los $ 1.500 por cabeza en el segundo semestre del año pasado, período en el cual la relación compra-venta fue desfavorable, en valores que oscilaron alrededor del 21,5 %. Y nunca pudo ser amortizada por la compensación del mostrador.

Con un corte hecho al cabo de la reciente primera quincena de abril, el valor del maíz local se pagaba un 37 % más que en el mercado de Chicago y aún así, a algunos establecimientos se les hacía difícil una entrega fluida. Esta es otra de las variables sensibles a tener en cuenta en la definición del negocio.

Con los precios que aún actualmente tiene el cereal y los subproductos, los cálculos para producir 1 kilo de carne de ternero en el esquema profesional ronda los $ 34, mientras que para llegar al mismo volumen deun novillo apto Cuota 481, el costo se eleva hasta los $ 38 . En ambas referencias están incluidos unos $ 5 de estructura y logística.

A propósito de esa cuota de exportación para animales terminados a corral, debe consignarse que se viene generando un cuello de botella, pues la segmentación trimestral, y el diferencial de precios en detrimento de otros mercados, hace que el alto volumen se encorsete en el primer mes de cada ciclo y luego no quede espacio para faenar con ese destino, que también es peleado y compartido por Australia y Uruguay.

Por la sequía, desde el Ministerio de Agroindustria se bajó el peso mínimo de faena para las hembras , medida retroactiva al 1º de abril, por 90 días, a la que cuesta encontrarle sentido. Si se quiso beneficiar al criador que vende su invernada y debe sacar una ternera de 140 kg, el feedlotero que la compre deberá acelerar los pasos para llegar con 260 kg hasta el 30 de junio.

Por otro lado están los hoteleros, que confiesan estar retirando volumen de los matarifes, originalmente proyectado para sacarlo dentro de un mes. Estos abastecedores son los que tienen un peso relevante en los esquemas que brindan el servicio de engorde, pues en la actualidad el 92% de la inversión tiene ese origen.

El estrés hídrico infla los corrales, pero también advierte. Lo que excede y bate récords hoy será escasez en la primavera. El criador que esté preparado para pasar el mal momento entrará a un escenario renovado.

Los feedloteros intuyen este devenir y afrontan el desafío de diferir entregas a faena, para eludir la masividad y preservarse, en el último trimestre de este año, de la potencial escasez que recuperaría los precios.

28/04/2018

Fuente: Clarín