Te contamos cuáles son las ventajas de esta práctica para que tomes la decisión correcta

Primero, ¿sabías que esterilizar y castrar no son lo mismo? Cuando se habla de esterilización se hace referencia a impedir la capacidad reproductiva de un animal, mientras que la castración implica extirpar quirúrgicamente las glándulas sexuales, ya sea los ovarios en las hembras o los testículos en los machos.

Es muy importante que se castre a las mascotas, ya que además de evitar concebir crías no deseadas, brinda varios beneficios para la salud.

En primer lugar, ayuda a evitar el contagio de enfermedades de transmisión sexual como la brucelosis y tumores venéreos. Y en aquellos animales agresivos, disminuye el comportamiento violento.

En el caso de las hembras, si se realiza en forma temprana (se puede hacer incluso antes del primer celo) se baja considerablemente la probabilidad de que aparezcan tumores mamarios.

Además, se evita la aparición de infecciones uterinas, muchas de las cuales terminan en una cirugía de urgencia.

En cuanto a los machos, los previene de tumores, hernias y conductas ligadas a las hormonas sexuales como por ejemplo, la búsqueda de hembras para reproducirse, la marcación de territorio y peleas con otros machos por competencia.

Es importante tener en cuenta que el “deseo” de reproducirse en perros y gatos no está intervenido por factores psíquicos ni emocionales que frustren al animal. Se trata de una conducta regulada por hormonas y simplemente si estas hormonas no están, no hay “deseo” de reproducirse.

En definitiva, la castración no solamente permite controlar que haya menos animales abandonados en las calles sino también es sumamente beneficioso para su salud.

Por eso, si ya sabés que no vas a hacer reproducir a tu mascota, te aconsejamos que la castres.

Asesoró: Departamento Técnico de Vitalcan.

Fuente: Revista Susana