Cuando Daniela Schenck, de 39 años, vio por primera vez una foto de Jaime, sintió que era “amor a primera vista”. Fue una amiga quien le posteó en su Facebook la imagen del perro: “Lo habían encontrado abandonado, con la columna lesionada y las patas traseras quebradas. Me conmovieron su cara de sufrimiento y el estado en el que estaba”, recuerda.

Jaime había sido ingresado al refugio El Campito, en Monte Grande, y Daniela decidió sumarse como madrina, aportando dinero para su recuperación. El sábado 29 de septiembre de 2012, fue a conocerlo: “Pasé la tarde con él: aunque apenas podía dar unos pasos, tenía una fuerza impresionante. A partir de ahí, empecé a ir a verlo todos los fines de semana, durante dos años y medio”, cuenta. Desde Parques Chas, donde vive, tenía dos horas y media de viaje en transporte público.

“En ese tiempo, alquilaba un departamento y no podía pensar en adoptar a Jaime, porque ya tenía otro perro y tres gatas. Por las redes sociales, difundía su historia para que consiguiera un hogar”, dice Schenck, que es empleada administrativa en la Facultad de Veterinaria de la UBA y adiestradora.

“En marzo del año pasado, mis viejos, que conocían nuestra historia, me propusieron ayudarme a pagar el alquiler de un lugar más grande para traérmelo. No lo dudé.” Buscó una casa que fuera especialmente funcional para el perro, que usa un carrito para trasladarse, y comenzó con el proceso de adopción: el 10 de mayo, se lo entregaron. “Haberlo adoptado no sólo cambio su vida, sino la mía.”

Como ella, son cada vez más lo argentinos que, a la hora de tener un perro o un gato, eligen adoptar a aquellos en situación de riesgo y abandono. La proliferación de organizaciones y “rescatistas” independientes que concientizan sobre la superpoblación animal, la necesidad de garantizar sus derechos y fomentar adopciones responsables pone en evidencia que el proteccionismo está en pleno auge.

“En el país hay una superpoblación animal. Sólo en la Ciudad de Buenos Aires, viven aproximadamente un millón de perros y gatos, de los cuales un 20% no tienen dueño”, explica Mary Antúnez, ex jefa del Departamento de Sanidad y Protección Animal del gobierno de la ciudad, asesora en la Legislatura porteña y creadora de la Fundación por los Derechos de los Animales no Humanos. Asegura que de cada 10 crías que nacen, entre ocho y nueve no van a tener un hogar.

Considera que para terminar con el flagelo de los animales en la calle es necesario que cada municipio cuente con un programa de control poblacional ético y eficaz, a través de la esterilización gratuita, sistemática, extendida y temprana; y que sean entregados a las familias desparasitados, esterilizados (o, si tienen menos de seis meses, con un compromiso de castración) y vacunados.

“La idea de no comprar animales continúa instalándose, gracias a que las redes sociales e Internet permitieron visibilizar la realidad que padecen en muchos criaderos, donde son tratados como máquinas de tener cría, viviendo en jaulas y sin ver la luz del sol, para ser descartados cuando ya no sirven más para ese propósito”, asegura Antúnez.

El rol de las organizaciones

Marcela Gorla es voluntaria de El Campito, refugio que nació en 2009 y donde viven aproximadamente 750 perros. Allí ingresan cada mes cerca de 70 animales, víctimas de maltrato o muy enfermos, mientras que una cantidad similar es dada en adopción responsable.

Durante 2015, dieron unos 500 perros en adopción, aproximadamente la misma cantidad que en 2014: “El número se mantuvo porque creció la cantidad de refugios y proteccionistas independientes. Cada día, hay más gente que ya no sigue de largo cuando ve un animal en la calle, sino que se hace cargo”, explica Gorla. “En los ocho años que venimos trabajando, vemos un aumento en la tendencia a adoptar, incluso a perros viejos, inválidos o ciegos”, dice Gorla, a la vez que explica que son muy rigurosos a la hora de dar un perro en adopción.

Carolina Martín, una de las fundadoras de Proyecto 4 Patas, coincide con Gorla en que la sociedad está tomando mayor conciencia sobre la problemática de los animales. “Cuando arrancamos, en 2006, era muy difícil mostrar lo que hacíamos. Las redes facilitaron mucho esta tarea.”

En 2015, el Proyecto dio en adopción 317 perros y gatos (mientras que en 2014 fueron unos 287); y rescató y recuperó a más de 447 en riesgo de vida. Esto fue posible gracias al aporte de madrinas y padrinos. “Recibimos cientos de alertas de animales abandonados o maltratados, pero sólo podemos ocuparnos de los que están en peor estado.”

Explica que los cachorros son más requeridos que los perros adultos: “Cuesta que los viejitos consigan una casa, porque existe el mito enorme de que no van a poder ser educados. Aun así, vemos una tendencia en el aumento de estas adopciones.”

Ubicado en Cañuelas, el Refugio San Francisco de Asís es otro de los se proponen mejorar la calidad de vida de los animales: en él, conviven más de 400. Sol Bartolotta, una de sus voluntarias, cuenta que durante 2015 entregaron en adopción unos 117 perros: 40% más que el año anterior. Para ella, educar desde la edad más temprana es clave: “Trabajamos en las escuelas, porque consideramos que si les enseñamos a los chicos que el maltrato y el abandono no deben ser algo normal, serán adultos mucho más empáticos y responsables”.

Fue en 1997 cuando Claudia Martitsch quiso tener su primer siberiano. “Trabajaba en una imprenta donde hacíamos calendarios y me trajeron una foto de un cachorro de esa raza. Pensé: el día que tenga plata, me voy a comprar uno.” Cuando en 2003 se mudó a Puerto Madryn, Chubut, ya tenía cuatro.

Pura química

El año pasado, mientras miraba en Facebook un grupo dedicado a los fanáticos de esos perros, le llamó la atención una foto posteada por Felices Hasta las Patas. Era la imagen de Arwen, una siberiana adulta que había sido encontrada en muy mal estado. “Cuando vi la foto del antes y después de Arwen me emocioné y posteé: «Si no estuviera tan lejos, la adoptaría»”, cuenta Martitsch.

La respuesta de la entidad la sorprendió: estaban dispuestas a llevársela hasta Chubut. El pasado abril, Sabrina, una de las voluntarias, que había tenido a la perra en su casa durante todo su tratamiento, viajó allí durante una semana para entregarla en su nuevo hogar.

“Tengo otros dos siberianos y teníamos que ver si ella se adaptaba -dice Claudia-. El día en que nos encontramos por primera vez, fue una gran emoción: enseguida hubo química.”

Mientras camina con sus tres perros por la playa, Martitsch asegura: “El amor y agradecimiento que uno recibe de un perro adoptado son incondicionales.”

Las cifras del fenómeno

Aumenta no sólo la cantidad de perros y gatos, sino también los grupos que los cuidan

20% de las mascotas sin dueño

En la ciudad de Buenos Aires se estima que existen cerca de un millón de perros y gatos, de los cuáles un 20% no tiene un hogar.

500 Perros en adopción

Son los que entregó El Campito (elcampitorefugio.org) en 2015, un refugio ubicado en Monte Grande, Buenos Aires.

314 Perros y gatos salvados

El Proyecto 4 Patas (proyecto4patas.org) dio en adopción a 314 perros y gatos en 2015. En 2014, habían sido 287.

Cómo colaborar

Felices Hasta las Patas

FB: Felices hasta las patas

Refugio San Francisco de Asís

www.refugiodeanimales.com.ar

Fund. Por los Derechos de los Animales

FB: Fundación por los Derechos de los Animales No Humanos

 

Fuente: La Nación