Si bien los festejos de fin de año son motivo de alegría para las personas, es común que durante esta época aumenten las emergencias médicas veterinarias por problemas de indigestión, golpes de calor o accidentes.

Por este motivo, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) brinda algunas medidas de prevención a considerar:

Pirotecnia
Uno de los problemas más frecuentes está relacionado directamente con el uso de la pirotecnia. Como la capacidad auditiva de los perros y de los gatos es muy superior a la de las personas (pueden detectar sonidos de alta frecuencia), el ruido de la pirotecnia los afecta mucho más.

El uso de pirotecnia no sólo afecta a las mascotas sino también a todos los animales (caballos, animales silvestres, etc.) y a las personas más sensibles.

Sin embargo, no todos los animales muestran el mismo comportamiento ante esta situación. Las manifestaciones y el grado de afección pueden ser muy diversos, y dependerán del temperamento y la historia de cada mascota.

En consecuencia, debe tenerse en cuenta que aunque no demuestren malestar, los animales pueden estar atravesando una situación de gran estrés.

Las mascotas pueden exhibir conductas inusuales tales como ansiedad o episodios de agresividad con otros animales o personas, huir de sus casas, extraviarse o accidentarse.

También pueden manifestar inapetencia, deambulación, temblores, respiración agitada, latidos cardíacos acelerados, orinarse o defecarse, romper objetos o vocalizar. Estos signos pueden desaparecer al cesar los estímulos o prolongarse en el tiempo, dejando en algunos casos secuelas en su comportamiento, como por ejemplo las fobias.

Traslados
Los viajes y traslados a casa de familiares y amigos son comunes durante las fiestas y pueden representar un motivo de estrés para algunas mascotas, sobre todo cuando se trata de animales que no están habituados a viajar o cuando llegan a lugares desconocidos, con animales y personas nuevas.

Problemas digestivos
Otro problema frecuente son las indigestiones y otras alteraciones asociadas al consumo de alimentos no apropiados para la salud de las mascotas. Cuando los animales tienen acceso a consumir este tipo de alimentos, ya sea porque los roban ante algún descuido, porque las personas les comparten de lo que comen ellas o porque les dan las sobras de su comida, pueden producirse cuadros de diarrea, vómitos y dolor abdominal.

Estrés por calor
A veces, para resguardarlos de los ruidos y accidentes por la pirotecnia, los animales quedan encerrados en ambientes calurosos y con poca ventilación. La temperatura habitual de los perros y gatos ronda entre los 38ºC y 39,5ºC. Una vez superados estos niveles, el organismo intenta regular la temperatura principalmente mediante el sudor en las almohadillas y el jadeo.

Algunos animales son más susceptibles que otros a padecer un golpe de calor, principalmente los de edad avanzada, los que tengan problemas de salud ya presentes y los obesos.

Algunos signos de que el animal está padeciendo un golpe de calor son: temperatura rectal superior a los 42ºC, debilidad, temblores musculares, tambaleos, salivación abundante, ritmo cardíaco elevado, lengua pegajosa y decolorada o demasiado oscura, diarrea y vómitos.

Mascotas como regalo
Muchos animales que son regalados en las fiestas terminan abandonados y en situación de calle, representando un problema para el bienestar animal y la salud pública. Antes de regalar un animal es muy importante detenerse a pensar si la familia desea realmente tener una mascota y está preparada para cuidarla responsablemente y cubrir todas sus necesidades.

Todas las personas de la familia deben estar dispuestas a colaborar en el cuidado y educación de la mascota y preparadas para las posibles modificaciones en sus rutinas y su estilo de vida, de modo que el nuevo integrante de la casa pueda gozar de un adecuado bienestar.

Esto implica destinar tiempo y recursos económicos por varios años (dependiendo de la especie y raza será la expectativa de vida del animal), además de garantizar un espacio suficiente y confortable. Es conveniente acercarse a una clínica veterinaria y conversar con el médico o médica sobre cuales son las mascotas más adecuadas a cada entorno familiar y los cuidados que necesitan.

Recomendaciones
Teniendo en cuenta lo antes mencionado, el día de los festejos se aconseja, ante todo, evitar el uso de pirotecnia, cuidando que nuestro festejo no interfiera con el bienestar de otros seres vivos.

Siempre que sea posible y se trate de un ambiente con el que el animal se encuentra familiarizado, se recomienda llevar consigo a la mascota para estar cerca y cuidarla. Al transportar a su animal, debe utilizar siempre correa o jaula de transporte. Si se va a transportar por primera vez, unos días antes conviene habituarlo a la transportadora y al vehículo en movimiento, y consultar con el veterinario o la veterinaria para asesorarse sobre cómo realizar este proceso de habituación.

En caso de no tener otra opción que dejarla sola, puede ubicarla en un lugar de la casa que le brinde refugio, alejado de los ruidos pero fresco y ventilado.

Además de agua fresca y alimento, se recomienda dejarle un juguete o algo para morder en su cucha o algún otro elemento que reconozca.

También, puede intentar colocar tapones de algodón en sus oídos, siempre que esto no le genere aún más molestia. Otra opción es dejar música suave de fondo, con el fin de atenuar los sonidos exteriores.

Es importante recordar que nunca se debe dejar a las mascotas atadas, ya que podrían agitarse e incluso ahorcarse al intentar huir de los ruidos. En estos casos, es fundamental su identificación con una placa en el collar, de modo de poder localizarla en caso de fuga. Y de tener más de un animal en el hogar, se debe evaluar la reacción entre ellos. Algunos optan por refugiarse juntos pero otros se agreden, pudiendo lastimarse gravemente, por lo que conviene separarlos de ambiente.

Si una mascota tiene antecedentes de manifestaciones severas ante el uso de pirotecnia, debe consultar con su veterinario o veterinaria la mejor alternativa para minimizar su sufrimiento. Sólo con un chequeo previo, y en el caso de que el profesional lo indique, se puede recurrir al uso de sedantes. También existen tratamientos conductuales para habituar a los animales a estos estímulos o desensibilizarlos progresivamente.

En relación a su alimentación, no se les debe proveer de alimentos grasosos, muy condimentados o cualquier tipo de comida a la que no están acostumbrados.

Nunca deben ofrecerse huesos (principalmente si son de pollo, pavo o cerdo) pues al morderlos, las filosas astillas podrían causarles lesiones intestinales e incluso la muerte.

Debe tenerse número telefónico de alguna clínica veterinaria que esté de guardia esa noche para que, en caso de observarse signos de indigestión o golpe de calor, poder consultar con urgencia al veterinario o veterinaria.

Por último, antes de pensar en una mascota como obsequio, debe analizarse si la familia la desea y cuenta con el tiempo y los recursos suficientes para darle una buena calidad de vida.

Fuente: Senasa