Era un caniche toy muy querido por sus dueños. Cuenta Aníbal Principiano que cuando murió se lo trajeron y le pidieron que lo embalsamara “sentadito”, y así lo hizo. “El día que lo vinieron a buscar, yo lo había puesto sobre la mesa del comedor -recuerda el experto en taxidermia-. No bien abrí la puerta de casa, sus dueños (una pareja) lo vieron y no lo podían creer: se agarraban la cabeza, se querían morir… de alegría, de volver a verlo así.”
Cada vez son más los dueños de mascotas que recurren a los taxidermistas en busca de que sus animales de compañía -perros, gatos, pero también loros, guacamayos, tortugas, canarios- sigan estando presentes en el hogar más allá de la muerte. Principiano, que por estos días paseó sus conocimientos por la televisión y la radio tras haberse conocido que fue él quien embalsamó a Matute, uno de los seis gatos de la modelo Daniela Cardone, recuerda que en sus comienzos -un par de décadas atrás- el oficio del taxidermista estaba principalmente abocado a la realización de los trofeos de la caza y de la pesca. Hoy, esa proporción se está invirtiendo en favor de las mascotas.
“Ya había pensado hace rato que lo iba a embalsamar, porque es enorme el amor que le tengo. Y así fue. Después de eso, lo llevé a la iglesia, a Luján, y ahora está en mi casa”, contó días atrás Cardone en una de las tantas entrevistas en las que explicó el porqué de su decisión. Principiano afirma que la decisión de Cardone (y la suya propia, ya que su perra, embalsamada, comparte el hogar) no sólo es cada vez más frecuente: “Hay mucha gente que recurriría a la taxidermia para sus mascotas, pero si no lo hace es porque no sabe adónde o a quién recurrir”.
Principiano cuenta que su paso por los medios para contar el caso de Cardone/Matute le deparó innumerables consultas a través de las redes sociales de dueños de mascotas que requerían los servicios de un taxidermista, o que hubieran deseado poder contar con él cuando debieron enfrentar la pérdida del animal querido.
“Para los dueños, es como una impasse, tras la cual sus queridas mascotas vuelven al hogar. En general piden que los gatos sean embalsamados en posición de dormir, y los perros, echados, y suelen ocupar a partir de su vuelta a la casa un lugar muy importante”, asegura Principiano, quien da como ejemplo su propio caso: su perra, que murió hace ya varios años, se encuentra embalsamada en una de sus salas de trabajo. “Cuando paso, la saludo y la acaricio”, dice.
Cementerio virtual
Cementerios de mascotas o la cremación y posterior conservación en urnas de las cenizas son opciones que ganan adeptos, y que distan años luz de prácticas tradicionales como enterrar a la mascota en el patio o desechar sus restos junto con los residuos hogareños. En los últimos años, no sólo ha crecido enormemente la demanda de servicios de cremación para mascotas, sino que incluso se han sumado “opcionales” que van desde permitir la presencia de los dueños durante el proceso -ya sea en forma presencial o a través de una página de Internet con clave sólo para el dueño- hasta la “customización” de las urnas.
La empresa de cremación No Me Olvides, por ejemplo, ofrece “la realización del retrato de tu mascota a partir de una fotografía” o “certificados de regalo mediante los cuales podés prepagar un retrato y obsequiárselo a la persona que desees”. Y, también, la posibilidad de darle un lugar al animal en el cementerio virtual que se aloja en su página web. En los últimos años, el avance de las redes sociales se vio acompañado por la abundante presencia en ella de las mascotas, en todas sus variantes, como también por la aparición de redes especialmente destinadas a retratarlas en vida o a recordarlas tras su partida.
“All dogs goes to heaven” (Todos los perros van al paraíso) es el lema de www.doggyheaven.com, una de las páginas más conocidas de las que se dedican a mantener vivo el recuerdo de las mascotas en Internet. Allí, sus dueños suben fotos y describen los hábitos e intereses de quienes fueron sus mejores amigos.
De una u otra forma, real o virtual, es evidente que las personas se niegan a quedarse sin esa querida compañía.
Fuente: La Nación