Los chicos que crecen con perros tienen menos riesgo de sufrir asma a lo largo de su vida. Tras revisar datos médicos y de forma de vida de más de un millón de niños, un equipo de investigadores suecos ha constatado que entre los niños que conviven con perros desde pequeños hay aproximadamente un 15 por ciento menos casos de asma.
“Estudios previos habían mostrado que criarse en una granja reduce a la mitad el riesgo de padecer asma, y nosotros queríamos ver si esta relación se da también entre los chicos que crecen junto con perros en sus casas”, justifica Tove Fall, profesora de Epidemiología del departamento de Ciencias Médicas y del Laboratorio de Ciencias para la Vida de la Universidad de Uppsala, que ha coordinado el estudio junto con investigadores del Instituto Karolinska de Estocolmo.Y explica, en una nota difundida a través de su casa de estudios, que los resultados de su trabajo confirman el “efecto granja” y también muestran cómo los niños con un perro en casa sufren menos asma que el resto.
La epidemióloga enfatiza que el hecho de haber podido cotejar un gran número de datos y muy detallados –los investigadores han trabajado con registros de nueve bases de datos nacionales distintas– les ha permitido tener en cuenta y diferenciar factores tan diversos como si los padres tienen o no asma, el área de residencia o el estatus económico de la familia.
En Suecia, cada persona se identifica con un número personal único y cada vez que visita al médico o que le recetan un medicamento queda registrado en las bases de datos nacionales.
Además, desde 2001 es obligatorio que los propietarios de un perro estén registrados, de modo que los investigadores han podido cotejar si tener unos padres registrados como propietarios de un perro o un animal de granja estaba asociado con un posterior diagnóstico de asma infantil o con el consumo de medicamentos para el asma.
No obstante, investigadores del Centro de Investigación de la Inflamación en el Instituto VIB adscrito a la Universidad de Gante (Bélgica) publicaron en septiembre pasado un artículo en la revista Science explicando que el “efecto granja” –es decir, la mayor protección frente a las alergias y el asma de los niños que se crían en contacto con la naturaleza–, tiene que ver con su exposición prolongada a pequeñas dosis de toxinas y polvo, que mitigan las respuestas inmunológicas inflamatorias.
Fuente: La Capital