La directora nacional de Sanidad Animal del Senasa, Ximena Melón, remarcó el rol clave del ente sanitario acompañando a las distintas actividades con diálogo, normativas y controles integrales.
En diálogo con Periódico MOTIVAR, la MV Ximena Melón expuso su visión ligada a los planes oficiales de lucha contra la brucelosis y la garrapata bovina, así como también el rol del Senasa en el marco de la potencial llegada de inversiones con mega granjas de porcinos a nuestro país.
¿Cómo ha vivido el Senasa estos meses de pandemia para garantizar sus acciones de fiscalización, seguimiento y trabajo a campo?
Ximena Melón: Tuvimos que adaptarnos rápidamente a esta nueva realidad y lo hicimos de manera excepcional desde el día que se estableció por Decreto que la producción de alimentos era una actividad esencial para nuestro país.
En marzo iniciamos la primera campaña de vacunación contra la fiebre aftosa, con todas las connotaciones e importancia que esto tiene para la Argentina: una vacunación masiva, en la cual se vacunó a 52 millones de bovinos.
Supimos adaptarnos, consensuando entre el ámbito privado y público.
No debimos postergarla (como ocurrió en otros países), sino que se llevó adelante cuidando a las personas que en ella trabajaron y adecuándonos a las restricciones de movimientos que, en muchos casos, siguen vigentes.
También avanzamos con niveles altísimos de vacunación en brucelosis bovina.
Así nos fuimos adaptando con todas las especies y todas las campañas oficiales.
Ahora se viene la segunda campaña de vacunación antiaftosa (animales menores), en un contexto en el cual convivimos también con sequías e incendios, pero a partir del diálogo y el consenso se establecieron las medidas necesarias para que la producción, la comercialización y el movimiento de animales siga adelante.
¿Depende este funcionamiento sólo de la buena predisposición de los distintos actores involucrados?
Sin dudas que todos los actores han participado activamente de las acciones: el Senasa, los gobiernos provinciales, los veterinarios, los productores y los Entes Sanitarios jugaron un rol clave. Pero en definitiva, lo que funcionó fue la alianza público-privada en la cual se venía trabajando.
Más allá de los bovinos, en otras especies también se conformaron mesas de discusión y comisiones en las cuales se fueron consensuando posiciones, en la búsqueda de objetivos comunes. Si hay conflicto en esto, es muy difícil avanzar.
El Senasa cumple un rol clave en generar confianza en los mercados y acompañar con verificaciones y certificaciones a los distintos sectores.
Fuimos pioneros en establecer protocolos de sanidad para una industria frigorífica que en otros lugares del mundo sufrió muchos problemas, los cuales en Argentina no sucedieron.
Se han mantenido las instancia de negociación internacional, generando nuevos mercados. Acompañamos al sector en estos crecimientos.
¿Cuál es el análisis del último Congreso de Entes y Fundaciones realizado por CRA en octubre?
Durante el primer día del Congreso se planteó cómo -y de manera no sincrónica- vienen trabajando algunos países de la región en el levantamiento de la vacunación antiaftosa y otros no, como es el caso de Argentina, Uruguay y Paraguay.
Esta situación genera sin dudas un mapa de riesgo distinto, el cual se está gestionando: estamos trabajando para fortalecer todo lo que sea necesario, de manera de tener un sistema más robusto por si ocurriera algún evento sanitario del otro lado de nuestra frontera.
Entendemos que la región realmente muestra una estabilidad epidemiológica y las probabilidades de ocurrencia de eventos de fiebre aftosa son bajas.
Nuestro sistema interno es robusto, pero siempre hay que fortalecerlo. Es estratégico fortalecer la frontera, los planes de contingencia y la vigilancia, al tiempo de asegurar una cobertura vacunal cercana al 100%. Entre los temas que restan resolver podemos mencionar la consolidación de un banco de vacunas regional y la planificación de controles de movimientos entre las zonas con y sin vacunación.
¿Imagina el Senasa avanzar hacia una regionalización del país por zonas?
Nos faltan conversaciones, pero es clave tener en cuenta que no es una decisión que tome solamente el Senasa.
Tenemos que avanzar también en un trabajo de costo – beneficio para tomar esta decisión y considerar que la evolución que muestren los países que están levantando la vacunación, también nos dará muchas respuestas.
Vemos un horizonte de al menos 2 años para generar estas evaluaciones y planificar medidas necesarias para estar preparados.
En cuanto al cómo, más que por una regionalización de zonas con y sin vacunación antiaftosa, podrían evaluarse medidas que tengan más que ver con las categorías de animales a vacunar. Pero siempre basándonos en la ciencia y recordando que no es sólo el Senasa el que toma la decisión, sino en conjunto con el resto de los actores involucrados.
¿Cómo se logra el fortalecimiento de los Entes Sanitarios del que se habla?
A veces los controles son antipáticos, pero cuando el Estado encomienda acciones a una instancia privada, como en este caso, es muy importante hacer controles sistemáticos y serios. Eso fortalece al sistema público y privado; da confianza a los consumidores locales y también a los mercados internacionales.
En ese sentido, hay muchos controles que hoy ya se están ejecutando, pero creemos que hay una instancia para fortalecer, trabajando de un modo más sistemático e integral.
Por otro lado, se requiere también contar con Convenios que establezcan roles y responsabilidades. Será durante el primer trimestre de 2021, previo a la primera campaña de vacunación antiaftosa, que buscaremos sellar estos Convenios con los Entes Sanitarios de todo el país.
En cuanto a la posibilidad de que sumen nuevos roles, más allá de los que tienen que ver con la fiebre aftosa, estamos de acuerdo en que luego de la vacunación, la instancia de vigilancia será clave. Tanto la vigilancia activa, cuando se sale a tomar muestras de circulación viral; como la pasiva con las denuncias de sospechas de la enfermedad.
Y en este último punto, están involucrados tanto los Entes, como los veterinarios privados. También en cuanto a nuevas funciones, podríamos sumar actividades más vinculadas a la parte “verde” del agro y claro que la intervención estratégica en otras producciones y especies animales, como pueden ser la de los porcinos y los equinos. Temas como bienestar animal y resistencia antimicrobiana, sin dudas que también requieren de la participación público y privada.
¿Y el vínculo con los veterinarios?
Estamos trabajando con los Consejos y Colegios de veterinarios de todo el país para darle una nueva figura a los veterinarios de registro (privados), a los cuales también se les encomiendan una tarea específica.
Buscaremos fortalecer el vínculo actual en favor de todo el sistema sanitario; involucrarlos para que sean parte de las revisiones y la toma de decisiones. Ellos saben y pueden aportarnos el conocimiento de lo que está pasando en el terreno.
¿Ves un avance de la trazabilidad individual electrónica de los bovinos ligados a este contexto de pandemia y la mayor seguridad alimentaria?
Los mercados exigen alimentos seguros y la forma en que se llega a ese punto la establece cada país. La trazabilidad es una herramienta más para asegurar ese proceso. En este momento, la trazabilidad individual electrónica no es una exigencia que se haya generado cuando mostramos los procesos que usamos.
Más allá de esto, entendemos que la identificación individual electrónica es una herramienta muy importante, que sirve para el sistema productivo y de comercialización. Y por eso el Senasa promulgó una Resolución donde se homologan ese tipo de tecnologías con el sistema de gestión que tiene el Senasa.
No queremos desincentivar su uso, pero hoy no es una demanda de ningún mercado, ni el interno, ni el externo, ni para el cumplimiento de los objetivos sanitarios.
Quienes quieran usarlo, lo pueden usar. Ya hay una primera empresa registrada y que puede emitir esos dispositivos. Está facilitado el camino.
¿Qué puede decir del nuevo Plan de Brucelosis bovina que ha generado debates entre distintos Colegios y Consejos de veterinarios?
El plan de brucelosis tuvo que ser revisado. En los últimos años hubo una gran mejora en la cobertura vacunal de las terneras a nivel nacional y eso hace que los niveles de prevalencia nos llevan a avanzar de otra manera a como veníamos trabajando.
Los veterinarios privados tienen un rol central en los avances en brucelosis bovina y eso es lo que debemos estimular mediante el diálogo.
Hoy tenemos entre un 12 a 15% de prevalencia en los rodeos. Los objetivos de los planes se van renovando; son distintos, hay que cambiar.
Vamos a escuchar a todos los sectores para actualizarlo del mejor modo.
Más allá de esto, vale decir que Argentina está con los mismos resultados productivos que hace varios años y eso nos lleva a abordar las enfermedades que impactan en la productividad, siendo la brucelosis una de ellas.
Porque es una zoonosis y porque, además es una enfermedad traccionada por el mercado chino, que hoy absorbe gran parte de las exportaciones de carne bovina de Argentina.
El desafío es claro: China exige que los campos en los cuales se producen estos animales no hayan tenido brucelosis durante los últimos 12 meses.
El Senasa asumió ese compromiso y debe cumplirlo. No estamos tan lejos.
Tenemos que identificar eso campos y sanearlos. Estas inversiones no solo mejoran los índices productivos, sino que también generan acceso a mercados.
¿Y en cuanto al Plan de garrapata bovina?
Hemos trabajado mucho durante estos meses en relación con el tema porque la problemática tiene diversas aristas, desde lo geográfico (zonificación entre provincias), lo climático y en cuanto a distintas instancias relacionadas con los tratamientos y sus usos.
Esta realidad genera muchas instancias que tienen voz en cuanto a cómo vamos a seguir con el tema. Exitosamente nos reunimos con todos los sectores y escuchamos todas las visiones y objetivos, entre ellas las de los Entes Sanitarios y fundamentalmente del INTA, que tiene un rol clave en la información científica sobre la cual nos basaremos.
No podemos decir que es sencillo, ni que estamos todos ya de acuerdo, pero se ha trabajado en un mapa de resistencia a los garrapaticidas junto con el INTA, a fin de determinar hasta dónde debe intervenir el Estado para evitar la propagación de la enfermedad, abordando también un manual de buenas prácticas en cuanto al correcto uso de los tratamientos y sus distintas combinaciones.
En esto, la extensión de los veterinarios a los productores también juega un rol central. No se trata de obligar o no, sino de concientizar que, si queremos control o erradicar la garrapata en algunos lugares, los tratamientos tienen que hacerse bien. Avanzamos en las discusiones y en un tiempo prudencial tendremos los lineamientos de los que van a ser los objetivos del programa en la nueva realidad. Estamos trabajando en ello.
La Federación de Productores Porcinos de Argentina consideró estratégica la participación del Senasa para afianzar la actualidad del sector. ¿Impacta esto en el marco de las inversiones que podrían llegar al país?
Es claro que esta industria muestra un crecimiento sostenido en los últimos años (con algunos baches) y que sus exportaciones crecieron sustancialmente en los últimos meses. El desafío es importante y lo hemos visto con los proyectos de inversiones de mega granjas extranjeras que se anuncian.
La producción de proteína animal puede acompañarse con normativa y controles que sean compatibles con defender el medio ambiente y el bienestar animal.
En esto el Senasa cumple un rol clave.
También se ha hablado en este tiempo de lo que tiene que ver con la importación para mejorar la genética porcina nacional, para producir más y mejor.
Quiero transmitir la tranquilidad de que Argentina es uno de los países que mejor status sanitario tiene en el mundo y que más lo cuida, siendo muy exigente con los países que nos envían genética.
Con nuevas inversiones, a mediana o gran escala, esas mismas condiciones se mantendrán. Debemos resguardar el sistema sanitario y su nivel adecuado de protección que, en definitiva, es dejar en claro hasta donde se va a correr un riesgo, importando de otros países que puedan tener enfermedades.
La exigencia es alta y ha sido acordada entre el sistema público y privado. Así debemos mantenerlo.
El sector puede crecer y ser compatible con el resguardo sanitario de lo que se importa y también se puede crecer siendo exigente con las medidas que se establecen en medio ambiente y bienestar animal.
¿Es el actual esquema que se emplea en la avicultura un modelo a seguir?
Exactamente. Vale decir que la Federación de Productores Porcinos ha presentado un plan estratégico sanitario que persigue objetivos comunes, cada uno cumpliendo con su rol. Eso es bueno.
No hay que tenerle miedo al Senasa, el organismo tiene que controlar para que el sistema sea auditable y confiable.
Argentina cuenta con su sistema de gestión sanitaria (SIGSA) que es visto con muy buenos ojos por los países compradores y que sin dudas servirá en este punto.
¿Se vienen exigencias en materia de certificaciones en bienestar animal?
Este es un tema que se impone en las agendas de los gobiernos más allá de las exigencias de los países.
Las nuevas generaciones tienen una visión distinta y las exigencias sobre este punto. Lo que hay que hacer es unir posturas.
Los fanatismos invalidan la producción de proteínas animales. Hoy los servicios veterinarios tienen que establecer mecanismos donde la producción de proteína pueda ser sustentable, cumpliendo con bienestar animal, cuidado de medio ambiente el correcto uso de los antimicrobianos.
¿Cuáles son los desafíos a futuro de la dirección de Sanidad Animal?
Uno de los objetivos es optimizar el uso del sistema de gestión sanitaria, para lo cual debemos primero hacer un mejoramiento de la información que nos permita seguir tomando decisiones.
Además, comenzamos a actualizar las exigencias para las inscripciones de remates feria y de los establecimientos con engorde a corral, esto también lo discutimos con los sectores involucrados.
Las normas no pueden estar alejadas de su posibilidad de cumplimiento.
Como se dijo, durante el primer trimestre de 2021 debemos trabajar en la firma de Convenios con los Entes Sanitarios y reforzarlos en todos los sentidos.
En cada una de las especies animales tenemos objetivos concretos y, como decía, abordando transversalmente el trabajo con los sectores, con los Colegios y Consejos para mejorar el trabajo de los veterinarios, los gobiernos provinciales, discutir y buscar objetivos comunes.
Si esto no se logra, sin dudas que el trabajo es mucho más difícil.
01/11/2020
Fuente: PeriódicoMotivar