En las cuencas lecheras, las altas temperaturas superaron el nivel de confort de los animales y si no se toman medidas para refrigerar las vacas el ritmo del ordeñe puede caer hasta un 40%.
En el tramo final de la primavera, el calor está siendo protagonista y ya van varias semanas con temperaturas por encima de los 30 grados en la cuenca lechera central. Este escenario climático impacta en forma directa en la producción de leche, que se puede reducir entre un 10% y un 40% por el estrés que padecen los animales, según los especialistas del INTA Rafaela.
Para saber determinar cuándo un escenario climático puede generar riesgos, elaboraron un mapa a partir de un indicador que correlaciona la temperatura y la humedad (ITH). Cuando es mayor a 68 las vacas de alta producción tienen dificultades.
“En la zona de Rafaela hay 150 días por año con altas temperaturas que afectan al rodeo lechero, entre octubre y marzo. En noviembre, el ITH promedio diario supero el valor de 68 en 11 días y en diciembre todos los días, hasta ahora”, precisó Jorge Ghiano, ingeniero agrónomo del INTA Rafaela.
Las vacas necesitan mantener una temperatura corporal estable, que se sitúa alrededor de los 38°, para sostener su ritmo de producción. Los animales agobiados por el calor aumentan su ritmo respiratorio: el normal es de entre 35 a 50 movimientos por minuto y cuando están estresadas superan los 80 movimientos. Además, respiran con la boca abierta -jadean- y la lengua les cuelga de la boca.
Hay varias medidas que se pueden tomar para mitigar el problema. Uno de los primeros puntos son las aguadas, que deben proveer agua de calidad, fresca y abundante. Hay que tener en cuenta que una vaca de alta producción, que en el ordeñe da entre 30 y 40 litros diarios, necesita entre 120 y 150 litros de agua por día.
Cuando el agua falta, las vacas se estresan, comen menos materia seca y la producción de leche -que en un 88% es agua- se derrumba. Lo ideal es que un animal no tenga que caminar más de 200 metros para llegar a la aguada.
Cuando las vacas no disponen de sombra suficiente, la colocación de media sombras en los corrales de espera de la sala de ordeñe y también de ventiladores y aspersores -para refrescar con agua a los animales- también es central.
“Estimamos que la inversión en un sistema de refrigeración es de unos 100 dólares por animal, pero se recupera en solo un año en los establecimientos cercanos a Rafaela. Además no es necesaria hacerla toda de golpe”, aseguró Ghiano.
¿Cuánta sombra necesita un animal? El INTA Rafaela calculó que en los potreros y corrales de encierre debería ser de 3,5 metros cuadrados por vaca.
En cuanto a la nutrición, hay que adaptar la ración disminuyendo los alimentos fibrosos e incrementando los concentrados en energía (dieta fría). Y también se deben evitar desplazamientos excesivos del rodeo bajo el rayo del sol.
Otra cuestión importante es trabajar los caminos por los que circula el rodeo para que no se acumule barro, con pendientes y cuneteo.
Ghiano contó que en los últimos años creció la cantidad de tamberos que toman medidas para “refrigerar” sus vacas entre entre octubre y marzo. “Hace unas semanas, incluso, recibimos la consulta de un feedlot de provincia de Buenos Aires que va a colocar ventiladores en la pista de alimentación, es la primera vez que nos llama un establecimiento que produce carne”, destacó el especialista.
En el contexto del cambio climático, en el que los veranos se vienen “alargando”, cada vez es más relevante tomar este tipo de medidas para aumentar el confort de los animales y reducir las pérdidas en el ordeñe por el intenso calor.
18/12/2017
Fuente: Clarín