En Santa Fe debieron trasladar al 80% de los animales a las zonas altas.

 

El exceso hídrico trae aparejado la escasez de alimentos y suele exigir el traslado de los animales hacia terrenos más altos, dos variables que perjudican el estado corporal del ganado y pueden significar pérdidas económicas. Para evitar esto, y ante la crecida del río Paraná, técnicos del INTA recomiendan prácticas de manejo y sanitarias para evitar el impacto en los rodeos ubicados en la zona de islas de la provincia de Santa Fe.

En este sentido, Jorge Pane –médico veterinario y jefe del INTA San Javier, Santa Fe– aseguró que la ganadería en la zona “está complicada” por la crecida del río Paraná y puntualizó que “casi el 80 % de los animales fueron trasladados hacia la parte alta del continente”.

A su vez, advirtió sobre la escasez de forrajes, propios de invierno, por lo que estima que “los campos no van a tener pasturas suficientes para alimentar la cantidad de ganado que debe ingresar al continente, sobre todo en los Departamentos San Javier y Garay”.

En un contexto de excesos hídricos y el consecuente traslado de animales, Pane destacó –en primera medida– “hacer una evaluación del establecimiento y los rodeos, al tiempo que se debe tener en cuenta el estado de los potreros y las instalaciones, realizar un ajuste de carga de manera estratégica y tener un buen manejo sanitario”.

El exceso hídrico trae aparejado la escasez de alimentos y suele exigir el traslado de los animales, dos variables que perjudican el estado corporal del ganado y pueden significar pérdidas económicas.

En este sentido, puntualizó la necesidad de detectar lugares altos, que puedan ser utilizados como dormideros, para una carga de hasta 5 animales por metro cuadrado, y subdividir los potreros elevados para hacer un uso eficiente de los forrajes o pastizales.

Para evitar pérdidas, el especialista hizo hincapié en la importancia de “tener un plan sanitario que prevenga la septicemia”, una enfermedad que produce su patogenicidad cuando bajan las defensas, llegando a producir grandes pérdidas por muerte súbita en los rodeos.

A su vez, se deberán contemplar todas aquellas vacunas que prevengan las demás enfermedades bacterianas, virósicas, parasitarias y metabólicas causadas por el estrés y las condiciones del traslado.

En cuanto a la alimentación del ganado, Pane aconsejó controlar que los potreros estén libres de plantas tóxicas como el mío mío, tabaquillo o duraznillo negro, para evitar la intoxicación de los animales. Y, en caso de que las pasturas sean insuficientes, se deberá suplementar con alimentos con altas concentraciones de proteínas, energías y materia seca.

En esta línea, desestimó los alimentos fibrosos o rollos por dificultar el transporte y tener un alto porcentaje de desperdicio al momento del consumo, mientras que ponderó los granos y subproductos de maíz, sorgo y afrechillos. “Estas alternativas permitirían mantener el estado de corporal de los vientres con poca cantidad de consumo (2 a 3 kg por día por animal) por su alto valor nutricional”, detalló Pane.

A su vez, de acuerdo con el especialista, será necesaria una categorización del rodeo para evaluar la condición corporal de los animales con una priorización de los vientres con terneros al pie. “La finalidad de este ajuste es descartar las categorías improductivas, adelantar ventas para optimizar los recursos forrajeros y de la suplementación”, explicó.

En cuanto a la venta de hacienda, Pane aconsejó descartar primero los terneros, luego las vacas viejas que no estén en reproducción y, en caso extremo, hacer tacto y vender las vacas con vientres vacíos. “La prioridad del productor deben ser los vientres reproductivos”, destacó.

12/07/2017

Fuente: Clarín