“El carbunclo afecta comúnmente a vacas, ovejas y cabras, pero las personas en contacto con animales enfermos, también pueden contagiarse” indican los profesionales del INTA.
La Cuenca del Río Salado, en la Provincia de Buenos Aires, es una importante zona de producción ganadera con características edáficas y condiciones climáticas predisponentes para la presencia de carbunclo, una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Bacillus anthracis, que al tomar contacto con el aire se transforma en una espora muy resistente e infectante.
Puesto que se trata de una zoonosis, decir que es capaz de transmitirse de los animales al ser humano para los técnicos de la Estación Experimental Cuenca del Salado del INTA es materia de estudio, seguimiento y extensión.
Como parte de las acciones que se impulsan, se destacan estudios de seguimiento de casos, el desarrollo de un “Plan de control del carbunclo bacteridiano” y el acompañamiento permanente a los productores con pautas de manejo sanitario para la prevención y el control de la enfermedad.
“El carbunclo afecta comúnmente a vacas, ovejas y cabras, pero las personas en contacto con animales enfermos, también pueden contagiarse” indican los profesionales del INTA, señalando que “esta enfermedad se presenta habitualmente en la piel, el tracto gastrointestinal y los pulmones”.
La infección por carbunclo “puede transmitirse de formas cutánea, por vías respiratorias o por vías digestivas”. La transmisión cutánea es la forma más frecuente en humanos, “casi el 95% de los casos; se produce por el contacto con animales enfermos, o por manipulación de pieles, pelos, cueros, huesos y lana proveniente de animales infectados”. Las personas que están en mayor riesgo son trabajadores de campo, veterinarios, curtidores y cardadores de lana. La bacteria puede ingresar por una herida o raspón en la piel, y entre uno a siete días después, aparece una herida papulosa que causa comezón, pero no es dolorosa, poco tiempo después brotan pequeñas vesículas alrededor de la herida inicial.
Otra forma es la aparición de una sola vesícula más grande que contiene líquido sero-sanguinolento, ésta luego se rompe formando una úlcera grande, cubierta de una escara negruzca, estos signos pueden estar acompañados de fiebre y malestar general; a las dos semanas aproximadamente, la escara se seca y se desprende, dejando poca cicatriz. En ocasiones, puede existir contaminación con otras bacterias oportunistas y causar síntomas como: fiebre, dolor local, aumento de tamaño de los ganglios y supuración. La diseminación de las bacterias a todo el organismo, es una complicación poco frecuente, pero posible y puede generar una meningitis. En estos casos si no se administran antibióticos, la enfermedad puede ser mortal.
En cuanto al contagio por vía respiratoria los profesionales del INTA explican que “las esporas de carbunclo pueden penetrar en los pulmones, los trabajadores pueden inhalar esporas de carbunclo del aire, durante trabajos como el curtido de pieles y el procesamiento de la lana”. Asimismo advierten que “la respiratoria es la forma más peligrosa de esta zoonosis” y “se caracteriza por inflamación en ganglios y edema e inflamación hemorrágica en pulmones”. La enfermedad tiene dos fases. En la inicial, que ocurre tras un período de incubación de uno a seis días, produce fiebre, malestar, dolor muscular, tos seca y dolor torácico o abdominal. A los dos o tres días comienza súbitamente la segunda fase, en la que hay fiebre más alta, dificultad respiratoria aguda, sudoración excesiva, y cianosis. En la mitad de los pacientes se producen síntomas de meningitis. En su segunda fase la enfermedad empeora aceleradamente; se producen shock e hipotermia y el paciente muere en 24 a 36 horas.
El contagio por vía digestiva “se produce cuando alguien come carnes contaminadas”, aunque “el carbunclo gastrointestinal aparece de dos a cinco días después de la ingestión de carnes mal cocidas, y con esporas y se manifiesta con náuseas, vómitos, fiebre y dolor abdominal”. Su manifestación se da poco después con la aparición de un cuadro diarreico sanguinolento con dolor abdominal agudo, causado por las ulceraciones en el intestino. Si se forman úlceras gástricas, puede haber aparición de sangre en materia fecal. La mortalidad puede ser de más de 50% de los casos.
Como acciones preventivas, los técnicos del INTA Cuenca del Salado proponen la “vacunación anual de los bovinos de 6 meses a 2 años en la primavera y su repetición anualmente”. La inmunidad se da después de 10 – 14 días.
Ante la sospecha de muerte por carbunclo los técnicos indican “no cuerear ni mover los animales, llamar al veterinario para hacer un buen diagnóstico y realizar una correcta eliminación de cadáveres animales”, para lo que en lo posible se recomienda enterrar los animales muertos y colocar cal viva sobre los mismos para su destrucción, o esperar su putrefacción y luego quemarlos.
27/02/2018
Fuente: Infocampo