Minnie ya no sabe dónde dormir la siesta. El sillón del living -su sillón-, ese que durante la tarde recibe el calor de los rayos de sol que se filtran por la ventana, se encuentra desde hace unas semanas ocupado a toda hora. Cuando no es uno de los chicos quien se desparrama allí para mirar la tele o bucear en redes sociales, es alguno de los adultos de la casa quien se apoltrona con su notebook a hacer home office o, simplemente, a ver pasar el tiempo. Visiblemente tensa, todas las tardes la gata de pelaje gris y blanco recorre el living en busca de algún rincón dónde echarse. Generalmente se recuesta debajo de una silla y, si no hay mucho ruido, entrecierra los ojos.
“La cuarentena cambió de un día para el otro las usanzas del hogar y esto afecta al perro y al gato pero de manera diferente, ya que el perro es principalmente social y el gato territorial”, explica Silvia Vai, médica veterinaria especialista en comportamiento animal. Es que desde que comenzó el confinamiento hogareño, los animales de compañía se ven obligadas a compartir 24 X 7 su entorno con el resto de la familia. Y ahora que los chicos no van al cole y los grandes hacen home office la convivencia puede tener más que un roce.
“Cada vez que Joaquín pasa por al lado de Minnie la acaricia, y no importa si está despierta o si está durmiendo. La pobre gata, cada vez que puede, se va fuera de nuestra vista para que no la molestemos”, cuenta Fernando Farías, de 47 años, que reconoce que él mismo interfiere con la rutina de su gata: “a veces cuando estoy muy ansioso o nervioso, lo que es moneda corriente en estos días, me acerco a la gata para acariciarla, y reconozco que a veces lo hago incluso cuando está durmiendo…”.
“El tiempo de cuarentena es también un tiempo de hiperapego entre nuestros animales domésticos y todo el grupo familiar”, comenta por su parte Oriel Scarpone, médico veterinario asesor de la marca de alimento balanceado Old Prince. “Desde que comenzó la cuarentena se intensificó la convivencia con nuestros amigos de cuatro patas, y eso nos llevó a cosas muy buenas, como jugar más con los perros -agrega-. Pero los gatos necesitan sus espacios, sus horas de descanso, y hay que tener especial atención a las cosas que les molestan… y muchas veces lo que les molesta es nuestra proximidad y ahora que estamos todos en casa eso además lleva a un exceso de manipulación”.
Bichos rutinarios
“Al gato le agrada la rutina y la tranquilidad, dormir, arreglarse el pelaje, trepar…, pero hace 15 días su mundo desapareció y su territorio está las 24 horas del día invadido, por eso es importante que encuentre un lugar para apartarse y a donde nadie lo moleste”, advierte Silvia Vai y agrega: “Pueden presentarse conflictos sociales por exceso de caricias o, aquellos gatos que disfrutan permanecer sin compañía o son temerosos, pueden verse afectados por la presencia constante de personas, más aún en presencia de juegos, gritos y corridas de los niños del hogar”.
Puede ser el gato quien tome la iniciativa y se aparte, pero incluso los cambios que están atravesando muchos hogares por estos días son en sí mismos disruptivos para la salud mental de los felinos.
“Entre los cambios en el territorio que afectan el bienestar del gato se encuentra el exceso de limpieza que lleva a que se pierdan las marcas olorosas que él había depositado en el territorio, mediante el arañado, el frotamiento de su cara y cuerpo sobre las diferentes superficies e incluso con orina, para organizar su espacio y reconocerse en él -explica la veterinaria especialista en comportamiento animal-. Lo mismo sucede al cambiar de lugar los muebles, o por diferentes arreglos en la vivienda [tan comunes en estos días], la pérdida de estas marcas puede hacer que orine fuera del lugar destinado para eliminar, o arañe muebles, lo que sin duda generará el enojo de la persona aumentando aún más el problema”
Pero si estos son algunos síntomas a los que estar atentos en los gatos, ¿qué signos pueden señalar que el “hiperapego” de la cuarentena tampoco está pasando desapercibido a nuestros sociables amigos caninos? “Debemos estar atentos a algunos cambios en la conducta de nuestros perros, que ponen en evidencia la ruptura del equilibrio -responde Juan Atilio Di Paolo, asesor técnico veterinario de Eukanuba-, Deposiciones en lugares inadecuados, ruptura de objetos y conductas que puedan señalar riesgo de agresión”.
Para evitar esta situación, Di Paolo recomienda ciertos cuidados sobre los que especialmente deben estar advertidos los chicos de la casa: “A veces se considera que un perro es territorial o dominante porque se pone agresivo frente a su comedero o algún juguete -dice-. Cuando esto ocurre se debe a una conducta de protección de recursos, situación que se verá incrementada durante nuestra permanencia en cuarentena, aumentando así el riesgo de agresión. No debemos quitarle el juguete o la comida creyendo que pasamos a “dominante” nosotros, solo interpretará que le quitamos algo que le gusta y esto empeorará la relación. La solución es aumentar la disposición en tiempo, cantidad y espacio de juguetes o comida (desparramarla a modo de circuito y animarlo durante su búsqueda y toma)”.
Por otro lado, agrega, “quisiera hacer una mención especial a los ‘abrazos’: La gran mayoría de los perros no entienden que un abrazo es una manifestación de cariño. Ocho de cada diez se sienten amenazados con pérdida de libertad o imposibilidad de movimiento ante esta situación”.
“El perro puede disfrutar estar más tiempo acompañado siempre que se respeten sus momentos de descanso y que el mensaje, actividades y rutinas sean semejantes a su vida anterior -completa Vai-. Los gritos de niños durante el juego entre ellos o con el perro, o juegos de lucha con él, pueden aumentar el grado de excitación en el animal llevando a que responda con juego más rudo, por lo tanto siempre debe atenderse la interacción del niño con el perro para evitar lesiones, y también enseñarle a los niños a relacionarse adecuadamente con él”.
Cuando todo pase
“El problema será cuando termine la cuarentena: los animales al igual que nosotros nos acostumbramos a estar todos juntos todo el tiempo y si te llevás bien y hay amor, todo es bueno dentro de esta realidad -señala Marcelo Chocarro, dueño de Poco, un perro que rescató hace 13 años en la Panamericana-. Cuando todo esto pase y volvamos a nuestras ocupaciones que nos obligan a estar mucho tiempo fuera de casa, Poco volverá a estar solo unas cuantas horas al día”.
María Emilia Sivori, veterinaria de la veterinaria Puppis, le da la razón: “Habiendo tenido este contacto estrecho con sus dueños las mascotas pueden sufrir un proceso de “angustia por separación” para lo cual debemos estar atentos y programarle actividades que puedan evitarlo, para tal casos contar con juguetes, paseos y tratar de abandonar esta nueva rutina de la forma más paulatina posible”.
Fuente: La Nación