Recientemente una reconocida revista británica de ecología (Journal of Applied Ecology, JAE) publicó en su Foro de discusión un artículo de la autoría de Gabriel Oliva, Carla Cepeda, Paula Paredes y Daniela Ferrante, investigadores del INTA EEA Santa Cruz y Jorge Rabinovich, de CONICET con el título “¿Están sobrepastoreados los pastizales de Patagonia? ”.

 

 

Daniela Ferrante, una de las autoras, explicó que “en 2019 publicamos un artículo en el Journal of Applied Ecology donde analizamos la capacidad de carga ganadera de la Patagonia a partir de la productividad de forraje estimada por imágenes satelitales MOD17/A3, una metodología que desarrolló en especial Paula Paredes, del equipo RRNN teledetección y GIS de la EEA Santa Cruz. Esto generó un debate en el sector científico”

En el trabajo se compararon estadísticas ganaderas y relevamientos provinciales de guanacos y se estableció que la región estuvo sobrepastoreada por más de 50 años, pero que hacia 1990 el número de ovinos, bovinos y caprinos se ajustó al forraje disponible y se mantuvo más o menos equilibrado hasta el presente. Los investigadores observaron sin embargo que las poblaciones de guanacos crecieron en las últimas dos décadas y que los relevamientos realizados en 2015 indican un numero que estaría consumiendo una cantidad significativa de todo el forraje disponible. El mensaje de este equipo del INTA Santa Cruz-CONICET fue claro: ya no es suficiente utilizar cargas ganaderas moderadas y flexibles, sino que hay que manejar además y en forma conjunta las poblaciones de guanacos y ovinos, a riesgo de desatar otro ciclo de degradación de los pastizales naturales.

Gabriel Oliva, uno de los autores, explicó que el primer punto en discusión es si el ganado ha llegado a un equilibrio en las zonas en producción ganadera de Santa Cruz y Chubut, como postula el trabajo o si el sobrepastoreo continúa. Se ha argumentado en el  foro que ambas provincias tienen grandes áreas desocupadas, y que los crecientes números de guanacos estarían en principalmente allí mientras que el ganado se concentra en zonas productivas que seguirían sobrepastoreadas. Oliva  manifestó que “Es indudable que a nivel provincial las existencias ganaderas han bajado y se han estabilizado cerca de la capacidad de carga a fines del siglo pasado. Esto no implica que todos los predios o departamentos tengan la carga ajustada”. Pero los relevamientos aéreos indican que los guanacos no son  más abundantes en las áreas abandonadas. Razonó Oliva: “Al fin y al cabo el conflicto entre el guanaco y los ganaderos se generó por el crecimiento de sus poblaciones en las áreas ganaderas, no en las abandonadas”. En el artículo de respuesta los investigadores de INTA-CONICET realizan un nuevo cálculo asignando el ganado en las áreas que permanecen en producción y sumando la carga de guanacos en base a los relevamientos publicados. El resultado es que la presión de pastoreo estaría el 48% y 108% por encima de la receptividad en Chubut y Santa Cruz respectivamente, algo que, lejos de contradecir la idea del artículo original de  2019, la refuerza: es urgente y necesario regular en forma conjunta las poblaciones de guanacos y ovinos en áreas ganaderas del sur de la Patagonia.

Un segundo gran cuestionamiento en este debate científico se centra en la idea que surge principalmente por estudios de investigadores de la Patagonia norte y en especial de la zona de Península de Valdez. Sostienen que la densidad de guanacos se auto-regula y que, en el caso de compartir campos con ovinos, los guanacos se mantienen en espacios marginales, consumiendo el forraje de peor calidad. Textualmente en las criticas al artículo de 2019 publicadas en el foro se menciona: “ …es definitivamente poco probable  que las poblaciones de guanacos comiencen a crecer de pronto al punto de reducir el volumen de forraje disponible para las poblaciones domésticas, dado que los guanacos no parecen capaces de desplazar al ganado en la competencia por recursos”.

Carla Cepeda, coautora de la réplica del INTA Santa Cruz-CONICET, explicó que “los productores del sur de la Patagonia, han visto crecer las poblaciones de guanacos en campos productivos, compartiendo aguadas y áreas de pastoreo con ovinos”. Cepeda forma parte del grupo de RRNN de la EEA Santa Cruz que realizó relevamientos terrestres de 430.000 ha distribuidas en 13 estancias de Santa Cruz. A lo largo de muchos km de transectas identificaron 2.500 grupos de guanacos con 14.104  individuos. Mediante un distanciómetro laser registraron la posición de los animales, calcularon la densidad utilizando  programas de análisis poblacional y depositaron los datos en el repositorio de datos internacional Dryad https://doi.org/10.5061/dryad.fxpnvx0nw. Como se hizo en todos los establecimientos que participan del Plan de Manejo Provincial de Guanaco de Santa Cruz, se obtuvieron además datos de carga ganadera y se estimó capacidad de carga mediante imágenes satelitales. Encontraron que solamente una de las 13 estancias tenía una carga ganadera por mayor a la receptividad, pero en 10 de ellas tenían más guanacos que la capacidad de carga. Dado que las dietas de guanacos y ovinos se superponen casi por completo, las presiones de pastoreo se suman y en este caso duplicaron las máximas admisibles para un manejo sustentable.

Al respecto, agregó que “esto no se limita a Santa Cruz, existe un claro ejemplo de sobreutilización en el Cabo dos Bahías, en el norte de Chubut en donde las poblaciones de guanaco aumentaron, colapsaron por inanición y volvieron a aumentar muy por arriba de la capacidad de carga”. Expresó además que “Esto demuestra que las poblaciones nativas son capaces de aumentar en densidad aun coexistiendo con ovinos. Los mecanismos de autorregulación poblacional de los guanacos han sido en estos casos ineficientes y en todo caso la densidad llegó a ser mucho superior a la máxima considerada para un pastoreo sustentable”.

El tercer cuestionamiento en el Foro es más político que técnico, ya que se considera que los esfuerzos por regular guanacos van a perjudicar la especie y distraer esfuerzos de la verdadera causa de degradación, que en esta visión seguirían siendo las altas cargas usadas por la ganadería. Textualmente en las críticas publicadas en el foro se menciona que “La Provincia de Santa Cruz y los gobiernos nacionales están realizando masivos esfuerzos económicos y políticos para cambiar la legislación actual y permitir la reducción del número de guanacos, en lugar de fomentar la mejora de los esquemas de manejo del ganado”. Se considera allí que  los estancieros son incapaces de dar cuenta de los efectos dañinos de sus propias prácticas. Piensan que el gobierno hace esto en un marco de incapacidad para controlar la cosecha ilegal y que el débil contexto institucional argentino pone en riesgo de sobreexplotación a las poblaciones nativas.

Jorge Rabinovich, un reconocido ecólogo de poblaciones del CONICET y coautor del artículo de réplica INTA-CONICET explicó que “es cierto que algunos recursos han sido movilizados y que varias instituciones han reunido esfuerzos para desarrollar un muy requerido Plan de Manejo Provincial del Guanaco, pero de ninguna manera ha sido éste diseñado como una forma de reducir simplemente el número de guanacos. Para obtener los permisos, estos productores deben regular sus stocks ganaderos y de esta manera los planes de manejo de guanacos proveen un mecanismo ordenado para regular los herbívoros (silvestres y domésticos) y obligan a los productores a evaluar y tener en cuenta la capacidad de carga de la tierra”. Y agregó que “Durante los últimos cuatro años (2015-2019) se realizaron los primeros intentos serios de resolver el conflicto entre los productores y las crecientes poblaciones de guanacos con una estrategia de beneficios mutuos”. Detalló este investigador que en este contexto varias estancias presentaron planes de manejo predial, capturaron y esquilaron guanacos o capturaron animales para  producir carne con certificados sanitarios que se vendieron en carnicerías y hasta se exportaron en forma experimental. En todos los casos las cuotas de extracción basadas en un modelo matemático garantizaron un manejo sustentable de las poblaciones.

Por último, Gabriel Oliva manifestó que el uso de cargas adecuadas es algo que el INTA viene trabajando con los productores desde hace 30 años, y que “los posibles casos de sobrepastoreo se irán corrigiendo a partir de las exigencias de calidad del producto y certificación de sustentabilidad”. Pero, agregó, “es evidente que los guanacos alcanzan densidades muy elevadas independientemente de la presencia de ovinos”. El investigador mantuvo que una carga combinada tan alta como la observada en la muestra realizada para el Plan de Manejo del Guanaco lleva indefectiblemente a la degradación de los pastizales en el mediano plazo.

Consideró que en el debate se sigue estigmatizando a productores ganaderos por los errores del pasado, y se desestima un esfuerzo valioso de la Provincia de Santa Cruz e instituciones técnicas, académicas, productores y ambientalistas que acordaron un Plan de Manejo. Agregó que la ganadería ha cambiado, y hoy en día requiere certificados de sustentabilidad que incluyen a la fauna. El trabajo de manejo conjunto de especies domésticas y nativas a través de planes prediales y el desarrollo de cadenas de comercialización no está orientado a eliminar al guanaco sino a transformar un competidor en un recurso complementario. “Demostrar que ambas especies pueden coexistir en un sistema productivo es una de las formas más efectivas de garantizar la conservación de una especie, como ha sido el caso de muchas otras especies nativas aprovechadas en el mundo”, agregó.

30/10/2020

Fuente: INTAInforma