Casi 40% de la leche cruda sale de la Provincia como leche enfriada para continuar su proceso industrial en las provincias de Buenos Aires y Córdoba. Un extenso análisis económico del sector.

 

Si bien la provincia de La Pampa es una cuenca lechera ‘marginal’ dentro de Argentina, cuenta con 180 tambos y 209 unidades productivas dedicadas a la ganadería de leche con una existencia de 62.275 bovinos.

Las vacas llegan a 30.827, según el último dato revelado por el SENASA en 2017. La producción lechera en La Pampa es de 493.000 litros diarios, es decir un flujo lácteo de 180 millones de litros año, de los cuales se consumen internamente unos 220.000 litros día de leche fluida.

La mayor parte de los establecimientos tamberos de la provincia corresponden a empresas de tipo unipersonal, encontrándose también algunas empresas organizadas en sociedades y algunas de gran porte. El objeto principal del tambo es la producción de leche, cuya calidad se mide por el contenido de grasa butirosa, siendo su porcentaje uno de los factores que determina el precio que recibe el productor.

Los tambos locales, de acuerdo con diferentes estimaciones, muestra un curso decreciente en el tiempo. En la actualidad los precios relativos leche/grano se hallan en niveles menos competitivos que años atrás, con lo cual la disminución en el número de ellas es importante. El reciente dato del cierre del tambo de la empresa Cresud en Trenel (Tambo Calesita), generó numerosos despidos, para ser reemplazado por un feedlot. Solamente un crecimiento “vertical” o intensificación de la producción por vaca y por hectárea es el ideal, pero ello es posible cuando hay una relación favorable leche/grano.

EN CAÍDA

El sector lechero pampeano se ha caracterizado por su comportamiento cíclico a través de los años, muy ligado a los precios ofrecidos por la leche a los productores y a la relación de éste con el costo de los granos. Una excepción a esos ciclos ocurrió durante la década de los 90, donde tuvo lugar un período de expansión, con subas productivas sostenidos (recién a partir de 1998 se superaron los 100 millones de litros anuales), la que creció a una tasa media anual superior al 7%.

Desde entonces, debido a varios factores endógenos y exógenos, se contrajeron las ventas de productos lácteos y afectaron sus precios en el mercado interno. Así, la producción láctea local comenzó a caer, dando inicio a una crisis sin precedente que tuvo su mayor expresión a principios de 2002, con el fin de la convertibilidad del peso argentino. Aquel período se caracterizó por una caída de la producción resultado del cierre de tambos, reducción de los rodeos por ventas a valor carne de vacas en producción y reducción a niveles mínimos de la suplementación.

A la vez, la agricultura vivió uno de sus mejores momentos en cuanto a precios de los granos, con el consiguiente aumento en la demanda de tierras para arrendar, lo que acentuó el achicamiento de los tambos y la salida de éstos del sistema, que agravó el proceso de disminución en la producción provincial de leche, llegando a 131,7 millones de litros en 2002, un 7,7% menos que lo alcanzado en el año 2001 (142,7 millones).

Toda vez que la industria pago un precio justo las ventas dieron cuenta en poco tiempo que se llegaron a los 200 millones de litros anuales, valores estos que comenzaron a reducirse por la crisis mundial de los productos derivados de la leche.

UN FUTURO MEJOR

A pesar de todos los contratiempos que sufre la cadena láctea en el mundo, el país y La Pampa, el stock bovino sigue recuperando lo perdido desde 2007 (habíamos bajado de 4.300.000 a 2.800.000), y la realidad indica que en la actualidad hay más de 3.500.000 de bovinos, pero lo más importante es que ha aumentado el stock de vacas con respecto al stock general, es decir que hay más vientres, más madres, pero además aumentó la eficiencia, ya que se pasó de un 56% de destete a un 65%, muy por encima de la media nacional.

Los datos del SENASA con respecto a la cantidad de bovinos confinados en los tambos pampeanos son más que importantes: se llega a las 62.275 cabezas. Hay 30.827 vacas; 14.950 vaquillonas y 8.092 terneras, lo que significa que el número de vacas está aumentando (20% el último año) y además se pasó de una producción de 18 a 22 litros, lo que significa que el sector lechero tendrá en poco tiempo un ambiente favorable para crecer.

La preocupación sigue siendo cómo mantener una constante en los precios, de tal forma de tener una estabilidad y una expectativa de mayores ingresos en las explotaciones y que dejen de tener altibajos pronunciados con una mayor participación en los precios de la cadena. Los dos eslabones principales de la cadena, como la producción e industria, están mejor que el ciclo pasado a pesar de las inundaciones del norte pampeano y en algunos casos de la zona centro-sur, aunque hay buenos augurios en los próximos meses.

Se ha mejorado el precio de la leche al productor y esto tuvo que ver con la posibilidad de la industria de ir recomponiendo la situación al productor. El problema se da pues el precio internacional es de U$S 3.000 por tonelada, valor complicado de internalizar a los valores del dólar actual.

Para comparar, los principales jugadores en el mundo, como Nueva Zelanda, venden y comercializan los productos a esos precios y pagan la materia prima lo mismo que se pagan acá, que es de 34 centavos de dólar. Pero en Argentina hay costos productivos, operativos y logísticos muy altos. Sin embargo el mundo cada día demanda más leche y es allí que nuestra pequeña cuenca lechera tendrá en breve su nicho de comercialización.

LOGÍSTICA LECHERA

La producción de leche en La Pampa se centraliza en distintas regiones de la provincia. Paralelamente, la proporción de tambos con mejoras tecnológicas (ordeñe mecánico y tanque de frío) ha aumentado en forma sostenida y la productividad promedio está en el orden de los 70 kg GB/ha/año. Estas se distribuyen en más de un 30% entre los ejidos más productivos como los de General Campos, Miguel Riglos, Bernardo Larroudé, Santa Rosa, General Pico, Alpachiri, Quemú, Catriló y Macachín.

La calidad de la hacienda es diversa de acuerdo con la cuenca de que se trate y las dimensiones del establecimiento. La lucha de los tamberos es dura a pesar que existen 180 establecimientos y 209 unidades productivas. Esto es así porque en un mercado sin regulaciones, la industria -con empresas muy fuertes operando en el mercado- hace, literalmente, lo que quiere. Y esto lo saben bien y lo sufren los productores, de manera especial los pequeños que son mayoría en la región.

La cuenca láctea doméstica está conformada por una franja que delimita las isoyetas de 500 a 800 milímetros de precipitaciones. En lo que respecta a las regiones de producción lechera puede decirse que la zona norte es la más antigua en la actividad pero la que presenta las mejores condiciones agroecológicas, pero la menos tecnificada, por lo que resulta una zona de menor producción. La zona centro tiene un importante grado de desarrollo tecnológico pero no el mejor, y la zona sur, la más nueva en ese sentido y la que menores condiciones climáticas detenta, es la más tecnificada y la que presenta los mayores volúmenes de producción.

18/12/2017

Fuente: NoticiasAgropecuarias