La base forrajera en los valles de la Norpatagonia se compone de pasturas de alfalfa y/o tréboles. El consumo de estas pasturas durante la primavera y el otoño puede provocar el empaste, una de las principales causa de muerte del ganado.
Tanto en otoño como en primavera la velocidad de rotación del pastoreo impone ingresar a lotes con leguminosas muy tiernas. Los animales que consumen estas plantas tienen una predisposición a sufrir trastornos digestivos que representan cuantiosas pérdidas económicas para los establecimientos. Para evitarlas, especialistas del INTA Valle Inferior brindan recomendaciones técnicas para disminuir los efectos del empaste mediante la prevención y el buen manejo de los rodeos.
El empaste también conocido como meteorismo espumoso, es una alteración digestiva que afecta a los rumiantes (bovinos y ovinos) que se caracteriza por la incapacidad del animal para eliminar por eructación los gases producidos durante la fermentación microbiana del alimento.
En ocasiones el empaste se puede presentar en forma subclínica, es decir que no produce la muerte del animal, pero provoca que el animal deje de alimentarse por distención ruminal, afectando la producción de carne y/o leche.
Gabriela Garcilazo, profesional del INTA Valle Inferior, señaló que la presentación de estos casos es multicausal, afecta a todas las categorías y los primeros animales que la padecen son aquellos que comen más rápido. “Es frecuente que los animales que interrumpen el pastoreo por encierre nocturno, prácticas prolongadas en la manga o por demoras en el cambio de potrero, tengan más apetito y realicen un pastoreo intenso que favorece la aparición de esta patología”, dijo Garcilazo.
El estado fenológico de las leguminosas es el factor más importante, en estadios inmaduros tempranos contienen un alto porcentaje de agua y proteínas solubles que dificultan la masticación y su descomposición microbiana. “En el otoño particularmente, existe una alta prevalencia de casos de empaste en nuestra región debido a que hay una mayor frecuencia de rotación de los potreros, a causa de una menor tasa de crecimiento de las pasturas, y esto obliga al pastoreo en estadios fenológicos tempranos”, explicó la investigadora.
De acuerdo con Marcelo Lisi –veterinario del CET Nº11 y ESFA de Viedma– los primeros signos de empaste se presentan luego de los 30 a 40 minutos del ingreso de los animales al potrero y suele afectar hasta el 50 % del lote. “Es importante observar a los animales en ese lapso de tiempo para detectar de manera rápida y precoz la potencialidad de empaste de la pastura”, señaló Lisi.
Se manifiesta con una “hinchazón” del flanco izquierdo en la fosa del ijar y en ocasiones puede observarse una dificultad respiratoria, ‘tambaleo’ o dificultad al caminar y signos de asfixia (identificables cuando el animal tiene el cuello estirado y la lengua afuera).
Hay varios métodos preventivos para disminuir la incidencia y/o la severidad del empaste. En primer lugar se aconseja sembrar mezclas de leguminosas con gramíneas y elegir Lotus o Esparceta que tienen un alto contenido de taninos que actúan como antiespumantes y evitan el empaste.
En el manejo de las pasturas, se recomienda fertilizar con nitrógeno para aumentar la proporción de gramíneas en la mezcla. Realizar cortes del forraje y se dejar orear entre 24 y 72 horas en las andanas antes del ingreso de los animales al pastoreo.
Además, se recomienda evitar ingresar a potreros nuevos mientras haya rocío sobre las hojas. En esos momentos se puede suplementar con alimento fibroso (heno o silaje) para que los animales entren con saciedad a la pastura y tengan mayor producción de saliva.
Otra opción es agregar productos antiempaste en el agua de bebida, directamente dentro del rumen o asperjado en la pastura. Cada una de estas formas de suministro requiere consulta previa con profesionales para lograr una mayor efectividad en su aplicación.
En aquellos casos en los que se identifiquen algunos signos asociados a la enfermedad, se aconseja retirar a los animales del potrero como primera medida y hacerlos caminar para facilitar la eructación y bosteo. Es importante evitar que corran porque se podría agravar el cuadro respiratorio.
Si el animal cae y presenta asfixia puede realizarse una punción del rumen mediante una incisión 3 a 4 cm de ancho en el centro de la fosa para-lumbar o “hueco del vacío” con un trocar o un cuchillo y colocar una cánula que evite el cierre del orificio y que continúe la expulsión de gas. De esa forma se disminuye la presión del rumen sobre el diafragma y se evita la muerte por asfixia.
Fuente: INTA Noticias
23/03/2023