No se trata de dejar de acariciar al perro o de tenerle miedo a los pájaros. Mitos derribados y consejos a tener en cuenta
Muchas mujeres que quedan embarazadas se preguntan si será un problema tener una mascota. Incluso algunas prefieren no acariciar a los animales y mantenerse lejos del gato de alguna amiga por miedo a contagiarse algo. ¿Qué hay de cierto en estos temores?
En realidad, si uno se atiene a las reglas básicas de la higiene personal, no hay por qué tener miedo. Pero claro, es importante tener ciertos hábitos porque, de lo contrario, las mascotas sí pueden ser causa de enfermedad. Cómo es caso por caso:
Perros y gatos
Los perros y los gatos pueden transmitir parásitos llamados ascarídidos o cestodos (entre los que están las más conocidas tenias) o toxoplasmosis, que es una infección con síntomas similares a los de una gripe. Si una mujer ya la padeció con anterioridad y tiene suficientes anticuerpos al quedar embarazada, el bebé también estará protegido. Pero si la mujer se contagia toxoplasmosis por primera vez durante el embarazo, puede producirse un aborto natural o incluso malformaciones en el bebé.
Lo que sucede es que los gatos incorporan los disparadores de la toxoplasmosis al comer ratones o aves y los eliminan al defecar. Si uno entra en contacto con sus desechos, los agentes pueden pasar al cuerpo. Por eso es importante que las mujeres embarazadas no se aproximen al sitio en el que los gatos hacen sus necesidades y, en caso de tener que limpiar el sitio, utilicen guantes descartables.
Serpientes, tortugas e iguanas
Los reptiles deberían estar en un terrario y las embarazadas deberían ser particularmente cautas al acercarse a ellos. No son animales para acariciar ni para tener circulando en casa. Además, tampoco debería utilizarse la misma aspiradora para la vivienda y para el terrario.
Canarios y papagayos
Las aves pueden transmitir salmonela. Pero lo cierto es que si no defecan justo en algo que uno va a ingerir, no representan ningún riesgo. Las aves también pueden contagiar psitacosis, también conocida como ornitosis, que se ve acompañada de síntomas de tipo gripal. En este caso, lo importante también es no entrar en contacto con la materia fecal y tener en cuenta que la inhalación del polvo de la materia seca también puede ser perjudicial. Por eso se recomienda que las embarazadas no entren en contacto con las jaulas de estas aves y que si en caso extremo deben limpiarlas utilicen un barbijo.
Hámsters o cobayos
Estos roedores pueden transmitir LCM (coriomeningitis linfocítica) por la saliva, la orina o los desechos. Esta enfermedad puede generar un tipo especial de encefalitis en los adultos y malformaciones en los fetos o partos prematuros. También pueden generar una criptococosis, si bien esto no representa un problema para las mujeres embarazadas. De todos modos, el consejo es que otros integrantes del hogar se ocupen de las jaulas.
Acuarios y peces
El mycobakterium marinum puede estar en el agua de los acuarios. Si uno tiene una mini-herida en la mano o en los dedos y entra en contacto con esta bacteria, se pueden producir infecciones. Los peces, en cambio, no representan ningún problema. Pero será mejor que las embarazadas no se encarguen de recambiar el agua.
Caballos
Por lo general, el único riesgo que puede haber con los caballos es que se produzca una lesión, porque pueden dar patadas o correr y tirar al suelo a quien galopa. No hay por qué evitar el contacto con los caballos, pero mejor no pasarles cerca.
Guía de consejos:
Lavarse siempre las manos con jabón después de tocar a un animal.
Lavarse las manos antes de todas las comidas.
No dejar que las mascotas laman ni el rostro ni alguna pequeña herida.
Limpiar las piedritas del gato, las jaulas y los terrarios únicamente con guantes descartables.
Fuente: La Nación