Hace mucho que sabemos que las mascotas nos hacen sentir mejor. Aprovechando esto se está llevando a cabo en Estados Unidos un estudio interesante: una vez por semana una fundación lleva un perro al hospital para visitar a un chico en tratamiento por cáncer.
Esta acción, que a primera vista parece solamente un gesto simpático, tiene otro objetivo: medir el resultado como parte del tratamiento. Y el primer informe es muy alentador ya que se verificó una mejora significativa en el bienestar de los chicos luego de los primeros dos meses del programa de “Visitas Terapéuticas de Perros”.
La asistencia de mascotas y de perros en particular como parte del tratamiento de personas con algún problema de salud no es algo nuevo. Se pueden encontrar antecedentes desde hace muchos años, y existen en algunos países instituciones dedicadas a entrenar a perros de dueños voluntarios que desean ayudar. Las visitas se hacen a los lugares más diversos, incluyendo el domicilio, guardería, residencias de ancianos o, como en este caso, hospitales.
La idea no es producir curas milagrosas y no se espera reemplazar a ningún otro tratamiento. Esta iniciativa se basa en la empatía que se produce entre una persona necesitada y un animal que muestra el cariño en su estado de mayor pureza, desinteresado y sin preconceptos ni discriminación. Lo mismo vale para otras criaturas, y basta con recordar todo lo que se ha logrado llevando chicos discapacitados a cabalgar.
Pero las posibilidades de beneficiarse del contacto con una mascota no se limitan a chicos gravemente enfermos y es probable que nos involucre a todos. Hay beneficios fisiológicos y psicológicos que se han relacionado con la presencia de los animales de compañía. Por ejemplo, hay investigaciones que sugieren una disminución de la presión arterial, la frecuencia cardíaca y los niveles de estrés, y una notable mejora en el bienestar emocional y la interacción social como consecuencia del vínculo humano-animal.
¿Algo más contundente? La Asociación Americana de Cardiología (AAC) ha vinculado la propiedad de animales domésticos, especialmente perros, con un menor riesgo de enfermedad cardiaca y una mayor longevidad.
La AAC ofrece datos documentados e informa que los dueños de mascotas son menos propensos a sufrir de depresión y tienen presión arterial más baja en situaciones de estrés que los que no tienen mascotas. Jugar con una mascota puede elevar los niveles de serotonina y dopamina, que ayudan a calmarse y relajarse. Además, sus dueños tienen los niveles de triglicéridos y colesterol (indicadores de enfermedad cardiaca) más bajos que los que no tienen mascotas.
Una de las razones de estos efectos terapéuticos es que la mayoría de las mascotas satisfacen la necesidad humana básica del tacto. Acariciar, tener en los brazos, o cualquier otra manera de tocar un animal cariñoso rápidamente nos calma especialmente cuando estamos estresados. La compañía de una mascota también puede aliviar la soledad, y algunas mascotas son un gran estímulo para el ejercicio saludable, que puede aumentar sustancialmente el estado de ánimo.
Cambio de hábitos
Cuidar a una mascota puede ayudar de muchas maneras a hacer cambios saludables de estilo de vida:
– El aumento de ejercicio. El ejercicio no tiene por qué implicar una hora aburrida en un gimnasio. Sacar un perro a pasear, montar a caballo, o simplemente jugar con un gatito son formas divertidas de hacer ejercicio.
– Proporcionar compañerismo. El aislamiento y la soledad pueden empeorar trastornos como la depresión. El cuidado de un animal vivo puede ayudarnos a sentirnos necesitados y queridos, y alejar la atención de otros problemas, especialmente si se vive solo. Y no hay nada mejor para combatir la soledad que volver a casa y ver a una cola que se mueve o escuchar el ronroneo de un gato.
– Ayudar a conocer gente nueva. Las mascotas pueden ser una gran oportunidad social para sus propietarios. Los dueños de perros con frecuencia se detienen y hablan entre sí en los paseos… ¡El resto corre por cuenta de cada uno!
– La reducción de la ansiedad. La compañía de un animal como un perro puede ofrecer consuelo, aliviar la ansiedad, y construir confianza en uno mismo para la gente ansiosa por salir al mundo.
– Adición de estructura y rutina a la jornada. Muchos animales domésticos, especialmente los perros, requieren un horario de alimentación y paseo regular. No importa nuestro estado de ánimo: aun estando deprimidos, ansiosos o estresados, siempre tenemos que proveer sistemáticamente de alimentos, higiene y paseos a nuestra mascota.
– Aliviar el estrés sensorial. Tocar y movernos son dos maneras saludables para manejar el estrés rápidamente. La experiencia que nuestro cerebro recibe al acariciar una mascota y jugar con ella aunque sea por un par de minutos, enciende los mecanismos de placer y recompensa tan difíciles de encontrar en el mundo actual.
La medicina se ocupa principalmente del cuerpo, pero también se interesa por la mente. El vínculo con una mascota puede ser un gran remedio para nuestro espíritu.
Dr. Edgardo Ridner / Para Clarín Buena Vida
* El autor es presidente de la consultora Farma Food Care y ex presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición. Además, conduce el programa televisivo “Salud y Alimentos TV”.
Fuente: Clarín