El gobierno provincial y el INTA llevaron a cabo un programa de control de Brucelosis caprina durante 10 años, basado en la vacunación sistemática de animales que contó con la aprobación y apoyo del Senasa. Como resultado, se redujo la prevalencia de la enfermedad en el stock de la provincia, donde alcanza altos niveles endémicos.
La Brucelosis caprina es una enfermedad infectocontagiosa de alto impacto en la producción caprina, provocada por Brucella melitensis, bacteria que fue aislada por primera vez en 1887 por Bruce a partir de muestras de soldados enfermos en la isla de Malta. Si bien Brucella melitensis tiene al caprino y al ovino como sus huéspedes naturales, puede infectar una gran cantidad de especies animales y particularmente al ser humano, por lo que se considera una de las zoonosis de mayor importancia en el mundo según la OIE (Organismo Internacional de Sanidad Animal) y la OMS (Organización Mundial de la Salud).
Guiados por los antecedentes de la bibliografía científica y por el esfuerzo profesional conjunto, el gobierno de Mendoza y el INTA recientemente finalizaron la primera fase del primer programa impulsado por la provincia para el control de Brucelosis caprina en la Argentina, especialmente en zonas donde la enfermedad es endémica y alcanza altos valores de prevalencia. Luego de 10 años de campañas sistemáticas de vacunación y capacitación de productores que contaron con el apoyo y aprobación del Senasa, lograron reducir un 69 % la prevalencia de la enfermedad en el stock provincial de cabras.
“Más allá de las dificultades que se presentaron a lo largo de los 10 años de trabajo, el plan en su conjunto no solo logró una reducción de la prevalencia cercana al 70 % en el stock caprino provincial, sino que esto se vio reflejado en una reducción significativa en la prevalencia de brucelosis en humanos”, destacó Carlos Robles, investigador del Grupo de Salud Animal del INTA Bariloche –Río Negro–, quien participó en el diseño de la estrategia del programa.
Según el Departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública, Desarrollo Social y Deportes de la provincia (2018), los datos indican que entre 2000 y 2006 se registraron entre 39 y 100 casos de brucelosis humana por año, mientras que entre 2007 y 2017, período que coincidió con la vacunación de caprinos, la cifra fue de entre 19 y 40 casos por año.
En línea con las recomendaciones de los organismos internacionales y comités científicos relacionados al desarrollo y la salud como FAO, OIE, WHO, Unión Europea y expertos involucrados en el control de la brucelosis caprina, los investigadores promovieron el desarrollo de un programa basado en la vacunación y revacunación –año por medio– de todas las cabras y cabrillonas con la vacuna Brucella melitensis REV I, que se aplicó en la conjuntiva ocular, durante una década.
En complemento, “definimos la implementación de otros temas estratégicos como un componente de capacitación para los técnicos provinciales y de información para la familia rural, respecto a las características de esta enfermedad y conocimientos prácticos para la prevención de la infección humana y animal”, apuntó Sergio Rivero, responsable de la campaña de campo por parte de la Fundación Coprosamen (Comisión Provincial de Sanidad Animal Mendoza), ente sanitario ejecutor de la vacunación caprina en la provincia.
Cumplidos los 10 primeros años de vacunación, durante 2017 y 2018, se realizó un muestreo serológico de caprinos en 42 puestos elegidos estratégicamente y que ya habían sido analizados en la década anterior. Se obtuvieron muestras de 793 cabras adultas y 361 cabrillas. Los resultados mostraron una reducción de la prevalencia promedio del 69 % en cabras adultas y una presencia ínfima de la enfermedad en cabrillas: solo una cabrilla (el 0.1 %) resultó positiva.
Para Robles, “el presente es el primer programa provincial integral para el control de la Brucelosis caprina en la Argentina en situaciones de endemismo”. “Es un antecedente que se propone que sea tomado en cuenta por otras provincias que se encuentran en situaciones similares de prevalencias de medias a altas de la enfermedad, a la hora de decidir una estrategia de control”, añadió.
La implementación de futuras acciones aprovecharía el conocimiento generado en este programa. Por ejemplo, la posibilidad de contar con herramientas diagnósticas como el test de Elisa indirecto desarrollado por investigadores del Laboratorio de Inmunología del INTA Bariloche y el FPA creado en Canadá, que permiten diferenciar los anticuerpos por infección de los vacunales a partir de los 180 días luego de la aplicación de la vacuna.
“Se podrían utilizar en áreas donde se ha logrado contener la enfermedad para comenzar a identificar hatos que se han negativizado a la enfermedad y certificarlos como libres”, puntualizó Robles.
Innovación en el territorio
De acuerdo con Robles y Rivero, la implementación del programa de control surgió como necesidad a partir de un relevamiento territorial realizado entre 2005 y 2006 por la Dirección de Ganadería de la provincia de Mendoza, Fundación Coprosamen y el INTA Bariloche. El objetivo fue estimar la prevalencia serológica y conocer la distribución de la brucelosis caprina en cada departamento.
De los 566 puestos muestreados en toda la provincia, 159 (28.1 %) resultaron positivos. Por su parte, de las 8377 muestras analizadas, 477 (5.7 %) resultaron positivas a la serología de Brucella. “El estudio también indica que las prevalencias entre predios positivos fueron muy variables, desde puestos con el 6 % de animales infectados hasta puestos con el 80 % de los animales infectados, y que hubo variaciones de las prevalencias a nivel animal entre los departamentos provinciales en un rango del 3 al 9.4 %”, explicaron los técnicos.
Al igual que se necesitó un relevamiento previo para determinar cuanta enfermedad había y como estaba distribuida, el diseño del programa de control requirió la evaluación de diferentes dimensiones técnicas, sociales y operativas para lograr una propuesta sustentable y capaz de contribuir a solucionar la problemática territorial.
En esta línea, los técnicos detallaron que, para definir las acciones del programa, se evaluó el sistema de cría y producción de cabras en la provincia, el nivel de tecnificación productivo, la infraestructura en cada puesto o establecimiento y el sistema sanitario provincial. Además, se observó la realidad socioeconómica de la población rural objetivo y la disponibilidad de financiamiento para la ejecución de un plan de largo plazo.
Según Rivero, las tareas de vacunación en el territorio fueron realizadas por un grupo de veterinarios, habilitados y capacitados por la Fundación Coprosamen en conjunto con la Dirección de Ganadería provincial y el Senasa.
Respecto de los objetivos a futuro, Rivero destacó que “sigue abierto el desafío de continuar con el programa y lograr su mejora a partir del desarrollo de una segunda etapa que apunte a la universalización de la vacunación en todos los puestos y animales de la provincia y a reforzar las actividades de concientización de la población”.
Brucelosis caprina en la Argentina
En la Argentina, la distribución de la Brucelosis caprina es heterogénea. Con altas prevalencias, se encuentran las provincias de Mendoza, sur de San Juan, este de Salta, oeste de Formosa y algunos departamentos de La Rioja y Catamarca, mientras que algunos departamentos de las provincias de San Luis, Córdoba, Tucumán, Santiago del Estero y oeste de Chaco serían áreas con prevalencias bajas.
En tanto, “hay áreas donde no hay indicios de presencia de la enfermedad como la Quebrada de Humahuaca, valles áridos de Salta, algunos departamentos de Catamarca y Tucumán, provincias de Buenos Aires, la Pampa, Corrientes, Misiones, Entre Ríos y Santa fe y, finalmente, la Patagonia declarada como región libre”, describió Robles.
La Brucelosis caprina afecta, sobre todo, animales sexualmente maduros y genera pérdidas reproductivas de importancia. En hembras, provoca aborto en el último tercio de la gestación, seguido a veces de retención de la placenta e infección supurativa del útero como principales síntomas, y también puede producir inflamación crónica de la ubre. En machos, la enfermedad pasa más desapercibida y la inflamación de los testículos es el síntoma más común, asociado con semen de mala calidad e infertilidad.
14/05/2020
Fuente: INTAInforma