El especialista en mercados ganaderos Ignacio Iriarte, analizó la situación actual del sector y el rol posible de la exportación. También explicó lo qué se puede esperar del negocio en la segunda parte del año.
En su reporte especial para FIFRA destacó que a causa de la reciente seca y de la ralentización del proceso de retención, la oferta ganadera es más alta que lo que puede absorber la demanda. Los precios de equilibrio, para este nivel de oferta y demanda, se ubican un 15% por debajo del promedio histórico. La faena, ahora ubicada en unas 250 mil toneladas mensuales de carne vacuna, resulta la más alta desde la liquidación del 2007-2010 a la fecha. La demanda de consumo está afectada por la inflación, por la suba de las tarifas y por la devaluación, estando más que nunca vigente a esta altura del año el dicho “precios nuevos con salarios viejos”.
La demanda de exportación es el factor más dinámico, con cerca de 40 mil toneladas embarcadas en marzo, absorbiendo ya el 16% de la producción total, pero el tipo de carne que se está exportando (vaca manufactura y conserva, toro, cortes de novillo de bajo valor) no es eficaz para arrastrar a todo el mercado a la suba.
Al consumo local, que está bien abastecido hoy por novillitos, vacas gordas, terneros y vaquillonas, y que representa el 84% de la demanda, no le alcanza (todavía) el eventual contagio de los mayores volúmenes exportados. Sólo una restricción importante de la oferta -que no está a la vista- podría imponer precios reales significativamente más altos que los actuales. Pero si las lluvias persisten, podemos tener en las próximas semanas y meses episodios de subas circunstanciales de precios, y si la devaluación del peso prosigue, es posible que en los próximos meses comience a exportarse un mayor volumen de cortes de novillo o de vaca gorda. Con este tipo de cambio en ascenso, la exportación puede empezar a tener un protagonismo que hasta ahora no ha tenido. Por el clima y por el tipo de cambio vendrán las novedades.
Perspectivas
¿Qué puede esperarse para el segundo semestre? El ternero de invernada, que se viene comercializando a un ritmo 30-40% mayor que a esta altura del año pasado, probablemente comience a escasear a partir de junio-julio, y es posible que su precio se recupere paulatinamente a partir de mediados de año. El techo de valores de la invernada, en el marco de una oferta que se espera sea muy reducida a partir de julio, lo dará el precio del gordo.
También se registrará una fuerte reducción en la oferta de vacas (conserva, manufactura), que se están vendiendo en forma adelantada, sean por vacías o por boqueo. Si en el invierno falta pasto, la oferta de vacas se puede mantener alta hasta bien entrada la primavera. El cliente va a estar presente (China), pero la mercadería faltará en el segundo semestre. También faltará, pero menos que la vaca y el ternero, el novillo pesado: este año habrá poca recría y la mala relación novillo/maíz limitará seguramente el agregado de kilos a los machos. La mayoría de la recría se hace a pasto y este es un año en que lo que va a faltar es precisamente pasto.
Para el gordo liviano se vienen haciendo pronósticos muy pesimistas para julio-noviembre, por la posible salida concentrada del enorme volumen de hacienda de consumo que hoy se está encerrando, pero los feedloteros, si bien tienen fuertes reservas sobre los precios del gordo del segundo semestre, no descartan que la sobreoferta prevista se atenúe por una mejor distribución en el tiempo de lo encerrado, y porque la otra pata del gordo liviano para consumo, el ganado pastoril suplementado, también tendrá un año difícil para producir y engordar. Un final de invierno lluvioso y con barro puede acentuar la suba de precios de vacas y terneros de invernada, y atrasar -no sería la primera vez- la performance de la hacienda encerrada en los feedlots.
18/05/2018
Fuente: TodoAgro