PINAMAR/MAR DEL PLATA.- Maco es un caniche de 14 años, uno de tantos animales de compañía que por estos días veranea en Pinamar. La costa atlántica lo rejuvenece y cuando llega el momento de regresar a la ciudad de Buenos Aires vuelve con otra energía. Eso es lo que asegura Mónica Gil, su dueña, que siempre lo trae para que pase fin de año en la playa y afronte el año próximo con una impronta renovada. “Alquilo siempre en el mismo edificio, aunque voy cambiando de departamento. Pero siempre lo primero que pregunto es si se puede ir con mascotas. Todo gira un poco alrededor de Maco. Por ejemplo, yo no alquilaría carpa si no fuese por él, porque debajo de una sombrilla no lo voy a tener”.
Ahora Maco toma agua de un recipiente para perros que le pusieron al lado de la mesa. Está en El Atlántico, uno de los paradores más pet friendly de Pinamar, ubicado en Avenida del Mar, a metros de la Bunge. Aquí todos están invitados con sus mascotas: les ponen agua e incluso les ofrecen alimento balanceado. Esta es una tendencia que crece: las mascotas pasaron a ser un factor clave al momento de decidir a dónde ir de vacaciones, qué departamento alquilar y dónde ir a comer
Un estudio reciente de la plataforma de reserva de alojamiento Booking.com confirma esta tendencia: el 39% de los argentinos aseguran que eligen el destino vacacional según sí pueden o no llevar a sus mascotas. Es que el 73% de los argentinos dueños de mascotas consideran que ellas son miembros plenos de la familia y el 50% asegura que disfrutan más de sus vacaciones junto a su animal de compañía.
“Nosotros tratamos que las personas se sientan cómodas y puedan venir con sus mascotas. Acá contamos con potes para el agua y alimento. Las mascotas son parte de la familia y nadie las quiere dejar esperando afuera del local o en el departamento. Por eso acá son más que bienvenidas”, dice Guillermo Crinigan, uno de los propietarios del parador El Atlántico.
A pocos metros de Maco y acostada sobre la falda de Romina De Piaggi, está Harumi, una caniche de color canela. Harumi también tiene el pote con agua, aunque no lo usa, De Piaggi le suministra líquido con una especie de jeringa pequeña. Ella está con su esposo, Oscar Piluso, y juntos llevan a su mascota para todos lados. “Nosotros no nos vamos a ningún lado sin ella. Siempre alquilamos un lugar en el que nos permitan llevarla. Incluso a la noche cuando salimos a comer también la llevamos porque como no conoce el departamento, no queremos que se sienta sola”, dice De Piaggi.
“El argentino todavía tiene muchos prejuicios con las mascotas. En capital está lleno de lugares a donde no podes ir con un perro, sobre todo los restaurantes y ni hablar el transporte público. En Europa uno ve a la gente con el perro en el subte, en los trenes, los taxis. Acá, en la Argentina, todavía estamos luchando para que la gente limpie lo que hace el perro en la vereda. Pero bueno, de a poco esto está cambiando. En Pinamar, en la gran mayoría de los lugares te reciben muy bien si llegás con un perro”, explica Piluso.
Abajo, en la playa, se encuentran Maité, Pancho y Olivia, que corren con el pretal puesto y no se separan a más de dos metros uno del otro. Ellos son una familia de perros malteses, Pancho es el padre y, Olivia, la madre de la pequeña Maité.
Los tres están felices de estar despeinados por el viento de la costa atlántica. No les preocupa que sus patas y el pecho, que eran de un blanco perfecto, ahora estén un tanto marrones por correr sobre la orilla humedecida por las olas que avanzan intermitentes sobre la playa.
Marcos Ferreyra es el jefe del clan; a donde él va lo siguen Pancho, Olivia y Maité, que giran y giran a su alrededor. “Hace cinco años que visito Pinamar en verano y siempre busco lugares aptos para mascotas. Este año vine con una pareja amiga y ellos trajeron a su labrador chocolate”, dice.
Amenities y servicios
Según el estudio de Booking.com, para poder satisfacer las necesidades de los viajeros que buscan un alojamiento para compartir con su mascota, cada vez será más importante que las propiedades que las aceptan en todo el mundo creen un ambiente acogedor para los huéspedes y sus mejores amigos.
¿Qué reclaman los argentinos a la hora de reservar un lugar donde vacaciones con su animal de compañía? “Este año será testigo de cómo los alojamientos van a ofrecer amenities para poder satisfacer las necesidades de las mascotas de los viajeros y, de acuerdo a los dueños, las más importantes son: espacio para que las mascotas puedan correr y jugar (43%), asistencia veterinaria disponible (41%), un ambiente amigable y acogedor (23%), guardería de mascotas y paseos disponibles (22%) y actividades para mascotas (19%)”, indica el informe.
En Pinamar hay al menos 20 veterinarias, entre clínicas y locales donde se venden artículos para mascotas. Entre ellas está la clínica veterinaria Mascotas del Pinar. Ahí atiende Agustín Ferraro, de 40 años. Él dice que esta temporada llegó mucha gente con su mascota, además de los clientes que está acostumbrado a ver todos los años.
“Tenemos clientes de toda la vida, que vienen con sus mascotas, pero este año vino mucha gente y creo que el porcentaje de turistas que vacacionan con sus perritos es cada vez mayor. También un poco sube la vente de artículos para que las mascotas jueguen en la playa, como pelotas o algunos discos. Lo que también sucede es que la playa o el bosque es un ambiente muy prolifero para las pulgas, los perros que están acostumbrados a vivir en departamento no tienen ese problema, pero acá sí, entonces recibimos muchas consultas por eso, o por cualquier otro percance que puedan tener”, dice Ferraro.
Federico Martín, otro veterinario pinamarense, está feliz con la enorme concurrencia de turistas que llegaron para pasar las fiestas, por supuesto, muchos bien acompañados por su mascota.
“Explotó Pinamar, hace años no veía tanta gente. Nosotros estamos trabajando muy bien, tenemos clientes de toda la vida y muchos nuevos que trajeron a su perro. Subieron las consultas y las ventas. Es que la costa es un lugar ideal para venir con mascotas, porque las traes en el auto, no tenes que hacer papeleo ni nada. Por eso Pinamar se llena de perritos: somos un lugar ideal para disfrutar con mascota y todo”, agrega Martín.
Solo con mascotas
El mensaje, desde un cartel y en el acceso principal, pone pronto las cosas en claro. “Prohibido ingresar sin mascotas”. A contramano del resto de las playas del Mar del Plata, donde las normativas vigentes casi no dejan margen para la presencia de perros en cercanías del mar, en el extremo sur de la costa de la ciudad existe una playa canina. Toda una novedad hace unos pocos años, cuando el proyecto se ganó espacio en medio de la franja de paradores exclusivos que tienen desarrollo y vigencia entre el faro y el barrio Alfar, con acceso por la ruta 11.
El lugar tiene todo lo que un cliente puede demandar de un balneario: carpas, reposeras, piscina y variedad de juegos. Lo distintivo es que todo está pensado para que lo disfruten los perros, verdaderas estrellas en este lugar donde se mueven como si fuera su parque de diversiones con vista la mar. “Es el único balneario preparado, diseñado y equipado para que las personas puedan concurrir a la playa con sus perros, cumpliendo con el reglamento para la tenencia responsable de mascotas vigente en nuestra ciudad”, destaca Gabriel Sapienza, responsable de Yes!, playa canina.
Es que a menos de un mes de finalizar su mandato -y a contracorriente de el interés de los argentinos de veranear con sus animales de compañía-, el anterior intendente local, Carlos Arroyo, firmó un decreto que prohíbe la presencia de perros en playas (el decreto también dispone la creación de un registro para propietarios de canes de razas destacadas por su “fuerza mandibular notable”, como pitbull, rotweiller, ovejeros alemanas, dogos, doberman y otros del estilo). Si bien está en vigencia, su cumplimiento es casi nulo y comprobable con solo recorrer la costa, donde acompañados por sus dueños, con o sin correa, abundan perros de distintas características. No hay controles exhaustivos sobre esta normativa.
“Leímos que habían cambiado algunas normas o que iba a haber más controles, pero confiamos que sepan entender que los perritos también pueden disfrutar de la playa”, cuentan Araceli y Damián López, que vinieron a pasar las fiestas de Año Nuevo y cada mañana, temprano, realizan la caminata por Playa Grande con Jolie y Brad, una parejita de caniches. “Si todos los llevamos con correa, limpiamos si ensucian, no debería haber quejas”, aseguran.
La alternativa es recurrir a un balneario preparado para recibir a sus mascotas. Yes! es un parador privado, se alquilan carpas y servicios por días, semana o mes y tienen a disposición todo lo necesario para que los perros pasen una jornada entretenida. Al ingresar se pide una libreta sanitaria del animal para confirmar que está sano y vacunado. Ahí mismo se realiza una primera evaluación que derivará al perro a un sector según su comportamiento: Principiantes, si no son dóciles, lo que los obliga a estar con correa y a cargo de sus dueños. Si se adaptan pasan al nivel Intermedio, con correa pero sueltos. Y si se advierte que no son de generar problemas, andan libres como parte del grupo de Expertos.
Hay carpas y reposeras, estas últimas para los dueños pero también en réplica a tamaño para sus mascotas. Los perros pueden disfrutar de una amplia pileta y juegos con tobogán, rampa, túnel y espacio de saltos. Disponen de bebederos varios, dos adiestradores que van tras sus pasos y más personal del lugar que repasa de manera constante el predio para recoger desechos.
“Los clientes se repiten porque hay cada vez más gente que quiere integrar sus perros a las vacaciones y buscan espacios donde puedan convivir”, dijo Sapienza.
En la zona de Punta Mogotes también hay algunos balnearios que, previo a la reciente normativa municipal sobre presencia de perros en playas, reservaban al menos un pasillo de carpas o un sector específico para que los clientes puedan ingresar con sus mascotas.
Fuera de las playas también hay que revisar cómo quedó la tendencia “Pet Friendly” tras el decreto de Arroyo. Algunos hoteles aceptaban alojarse con mascotas y en comercios, en particular restaurantes, comenzaban a adaptar espacios para disfrutar de una comida sin que eso implique alejarse de las mascotas.
Fuente: La Nación