Una de las principales causas que afecta la eficiencia productiva y económica en los campos de cría es la mortalidad perinatal y posnatal. Desde el INTA Anguil, Luis Rhades analiza la gravedad del problema.

 

El negocio de la cría se basa en la obtención de un ternero por vaca y por año, destetado exitosamente. Por ende, garantizar que estos terneros nazcan es lo más importante para que el negocio funcione. Depende del productor, del veterinario, del ingeniero agrónomo y especialmente de los empleados rurales; quienes, a diario, están al pie de las vacas tomando decisiones y ejecutando acciones.

Partiendo de la base, toda empresa dedicada a la cría será eficiente si estaciona los servicios. Por más que parezca una obviedad, cabe aclararlo, ya que todavía hay productores que no adoptan este manejo, y es parte del porqué de los bajos índices reproductivos nacionales.

Si la empresa presta atención a la selección de las vaquillonas por peso y condición corporal – con palpación rectal pre-servicio, para descartar aquellas que no estén aptas para el entore y usan toros con facilidad de parto; sumando el manejo de la condición corporal previamente al servicio de las vacas; y manejando eficientemente la alimentación, la ocurrencia de problemas en el parto es mínima.

Sin embargo, siempre hay un porcentaje de pérdida que no se puede evitar. Dentro de las causas que afectan la eficiencia productiva y económica del sistema, figuran la mortandad perinatal y posnatal de terneros. El único ternero que gana kilos es aquel que nace vivo y se desarrolla en forma normal.

Llegado el momento del parto, pueden darse dos escenarios posibles. Que el personal encargado de las pariciones lleve adelante la situación con conocimiento de causa y sin ninguna complicación, o que haga lo que le parezca.

Sucede que, en muchas ocasiones, el personal dedicado al manejo de las vacas no sabe para qué sirve la tarea que realiza, porque nadie se lo explicó. Esto es una falencia en el establecimiento ganadero.

Es primordial definir quiénes serán los responsables de cuando y como actuar durante la atención de los partos.

Para poder decidir cuándo y cómo ayudar, es importante que conozcan el mecanismo del proceso de cada una de las etapas del parto.

En este sentido, la relación del empleado rural con el veterinario al momento del parto es crucial. Quienes están a diario al pie de las vacas, son los deben tomar decisiones y ejecutar acciones que lleven a evitar pérdidas innecesarias.

Por ello, la capacitación pasa a ser una herramienta superadora y necesaria. Esto posibilita a las empresas mejorar su eficiencia, ya que los recursos humanos capacitados representan una diferencia cualitativa y competitiva.

La diferencia radica en aquellos que se integren y compartan los objetivos fijados de las empresas, sabiendo por qué se hacen las cosas. De ese modo, con la profesionalización del personal, los veterinarios contarán con asistentes idóneos a la hora de enfrentar los partos.

La posibilidad de lograr un parto exitoso con asistencia depende de una ayuda temprana y oportuna, la que a su vez da la posibilidad de volver a preñar a la madre.

En la Tabla N° 1 se observa las pérdidas de terneros de acuerdo a las instancias de su nacimiento. Las maniobras realizadas por personal poco idóneo, con tracción forzada, representa una mortandad de casi 30%. Mientras que, en los mismos casos, actuando oportuna y profesionalmente, la mortandad se reduce a casi el 8%.

Muchas veces la inversión en genética y alimentación se malogra por no contar con recursos humanos preparados para enfrentar las contingencias de los partos. Por ende, es un trabajo en conjunto que involucra a todas las partes y todos son responsables, desde la punta de la pirámide empresarial hasta la base.

Tabla Nº 1

Pérdidas de terneros de acuerdo a las instancias de su nacimiento (Rasschaert, 1980):
Parto espontáneo 2,4%
Tracción forzada 27,1%
Cesárea 7,4%
*Un trabajador capacitado puede disminuir hasta un 20% las pérdidas de terneros

Los profesionales veterinarios deben compartir premisas estratégicas con el personal operativo de los establecimientos, en busca de lograr los mejores resultados:

  •       Recorrer las vacas próximas a parir dos veces al día, para poder actuar lo antes posible ante la ocurrencia de una distocia.
  •     Recorrer las vaquillonas de primer servicio por lo menos 4 veces al día, de manera tal de poder observarlas permanentemente.
  •     Ser paciente, pero estar preparado para llamar al veterinario cuando se presenten problemas.
  •     Darle a la vaca el tiempo necesario para prepararse para el pato.
  •     Adoptar siempre las buenas prácticas de manejo y las pautas de bienestar animal, durante las maniobras obstétricas, para minimizar el sufrimiento de la madre y del ternero durante el alumbramiento.
  •     Contar con los elementos necesarios para hacer frente a la atención de un parto: guantes largos descartables, balde y cepillo, cadenas obstétricas, lubricante, jeringas y agujas descartables, desinfectante (povidona yodo), tintura de yodo para la desinfección del ombligo, clembuterol: supresor de las contracciones uterinas, y antibióticos.
  •     Ante un parto demorado, averiguar la causa, haciendo un correcto diagnóstico de la situación, para saber lo que está ocurriendo.
  •     En el caso de encontrar una vaca con el trabajo de parto iniciado, no romper las bolsas fetales saliendo por la vulva, para no interrumpir el proceso de dilatación.
  •     Determinar si el ternero está vivo o muerto.
  •     No introducir la vaca en la manga, ya que en caso de que se caiga, se van a tener serias dificultades para levantarla.

 

29/06/2021

Fuente: INTAInforma