La Anemia Infecciosa Equina es una enfermedad que, en la región del norte argentino, afecta a gran parte de la población de caballos dedicados a tareas de campo y trabajos en general, por lo cual desde la UNNE se sostienen distintas investigaciones orientadas a evaluar su impacto.

 

La Anemia Infecciosa Equina (AIE) es una enfermedad causada por un virus específico de los equinos, que afecta el estado de salud de estos animales provocando la destrucción de glóbulos rojos de la sangre y la consecuente anemia en el animal infectado. El contagio ocurre principalmente a través de sangre contaminada y en la naturaleza los transmisores principales son insectos hematófagos, como los tábanos.

La morbilidad y mortalidad dependen de la sensibilidad de los animales y las cepas del virus, y muchas veces los síntomas de la presentación aguda de la enfermedad tienden a ser inespecíficos. Los caballos infectados a menudo se recuperan y permanecen como portadores crónicos.

Es considerada como la enfermedad infecciosa de mayor importancia sanitaria y económica de los equinos en la Argentina, y la región nordeste es la zona con más altos registros de prevalencia, ya que reúne las condiciones propicias para la propagación del virus gracias al aumento en la población de vectores, como lo son el clima cálido y húmedo y la geografía dominada por zonas bajas e inundables.

Debido al diverso grado de incidencia de esta enfermedad según regiones del país, el Estado nacional implementó normativas que regulan el tránsito de animales, registrando y controlando los movimientos, ingresos y egresos de equinos.

Pero esa regulación apunta en especial al control de los equinos de alto valor comercial, como caballos de carreras y reproductores pertenecientes a establecimientos de cría o “Haras”, mientras que los caballos de trabajo estarían menos sometidos a los controles vigentes dado que la legislación sanitaria establece que todo animal que se traslada de un establecimiento a otro debe hacerlo con un certificado de libre de la enfermedad, pero aquellos cuya vida productiva transcurre íntegramente dentro de un establecimiento pecuario, no se ven en la necesidad de ser frecuentemente diagnosticados.

Justamente hacia los caballos destinados al trabajo o tareas de campo apuntan las acciones del Servicio de Sanidad para Pequeños Productores y la Cátedra de Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNNE.

El grupo de investigadores del Servicio y la Cátedra desde hace años viene trabajando en el abordaje de la Anemia Infecciosa Equina, con relevamientos de tasas de prevalencia y acompañamiento a productores y organismos competentes.

Actualmente, además de retomar testeos para actualizar registros sobre prevalencia de la enfermedad, los investigadores abrieron nuevas líneas de trabajo enfocados a aportar estrategias diagnósticas y epidemiológicas modernas para el estudio de la enfermedad en la región.

“La Anemia Infecciosa Equina en animales de trabajo o de campo tiene una muy alta de prevalencia en el nordeste argentino, y es necesario investigar alternativas para su abordaje” explicó en diálogo con El Universitario la Dra. Fabiana Cipolini, docente-investigadora de la Cátedra de Enfermedades Infecciosas, acompañada por las investigadoras Dra. Diana Martínez y la médica veterinaria Gabriela Espasandin, becaria de investigación.

En ese sentido, como grupo de trabajo buscan actualizar la información existente sobre la prevalencia de la AIE, y proponer aportes para la lucha contra la enfermedad, que en provincias como Chaco y Formosa afectaría aproximadamente al 70 u 80 por ciento de los caballos.

La doctora Cipolini sostuvo que las normativas que regulan el movimiento de animales, y que disponen el sacrificio de los ejemplares infectados, se aplica con rigor en los equinos deportivos. Sin embargo en equinos de trabajo en los establecimientos rurales, su aplicación genera dificultades de diversa índole.

Detalló que en algunas situaciones, es difícil que el productor se deshaga de una gran cantidad de su dotación de caballos en caso de tener altas prevalencias, y a esto se suma que se registran diferencias en el impacto de la enfermedad según el establecimiento pecuario, dándose en la provincia de Corrientes el caso de productores que realizan controles regulares y tienen baja o nula población de positivos y aquellos que no lo hacen, donde pueden encontrarse gran cantidad de caballos afectados.

Estos equinos infectados, sobre todo en forma crónica, muchas veces siguen prestando utilidad, ya que son sometidos a un régimen de tareas donde los usuarios contemplan su bajo rendimiento, pero se constituyen en una fuente permanente de contagio para animales sanos.

Estudios realizados en establecimientos productivos de la región, en los que el equino es una herramienta de trabajo indispensable, demuestran que donde conviven animales sanos con enfermos y/o portadores asintomáticos, están dadas las condiciones para que se realice la transmisión natural de la enfermedad.

Además los cambios climáticos en la zona NEA, que provocan que la humedad y la temperatura se mantengan constantes durante el año, provocan una alta densidad de vectores, como Tabanus sp, principales transmisores mecánicos de la enfermedad.

Desde la Cátedra de Enfermedades Infecciosas señalan que el rol del veterinario en el diagnóstico clínico, la vigilancia epidemiológica y las medidas sanitarias a tomar son de vital importancia para controlar a la enfermedad, por lo cual también es relevante  evaluar la dinámica de infección en la población equina general.

Al respecto, en pos de contribuir a lo anterior, el grupo de investigación de la UNNE realiza estudios para determinar la eficiencia de las distintas técnicas de diagnósticos serológicos disponibles.

Además, se inició así un estudio orientado a determinar la posible existencia de genes que actúan en el sistema inmune y hacen que un equino sea más susceptible. Según explican las investigadoras, los estudios genéticos podrían aportar información sobre la respuesta de los animales a la enfermedad, lo que resultaría de relevancia para  la formulación de estrategias de selección y manejo de los animales afectados.

“Consideramos necesaria la implementación de acciones para reducir el impacto en la región de la Anemia Infecciosa Equina, y desde la Cátedra proponemos un trabajo articulado con productores, profesionales y organismos de sanidad animal” finalizó la doctora Cipolini.

 

Fuente: Diario Chaco